'Sabates de taló alt' confronta dos maneras de entender la vida y el teatro

Una es la experiencia misma, la sabiduría ganada en las tablas, sin haber pasado nunca por una escuela. La otra posee una gran cultura teatral adquirida en las aulas, pero nunca ha pisado los escenarios. Dos actrices de distinta generación y trayectoria confrontan sendas maneras de entender el teatro en Sabates de taló alt, un homenaje al oficio teatral escrito por el dramaturgo valenciano Manuel Molins (Alfara del Patriarca, 1946) que se representará en el Tantarantana del 26 de marzo al 20 de abril.

Carme Sansa y Aina Calpe protagonizan el montaje de la pieza, dirigido por Albert Mestres.

Una escenografía sencilla y una dirección escénica que también lo es conceden el mínimo ropaje necesario para que resalte el texto del autor, al cual Mestres ha querido conceder todo el protagonismo. En él, Molins presenta a una veterana intérprete de revista retirada durante años para atender a sus responsabilidades familiares que prepara un nuevo espectáculo. En las pruebas de selección para completar el reparto coincide con una joven para quien lo más importante es la técnica. Mientras contrastan puntos de vista, las dos mujeres harán aflorar no sólo sus diferencias profesionales, sino dos formas de ver la vida muy alejadas entre sí. "Ambas son frágiles y fuertes a un tiempo. Son capaces de detectar los puntos débiles de la otra para herirse mutuamente", indica Mestres, aunque puntualiza que el tono de comedia suaviza este combate dialéctico.

Reivindicación autoral

La puesta en escena de Sabates de taló alt supone también la reivindicación de un autor muy poco representado en el teatro catalán y que, en cambio, goza de un gran prestigio en los círculos escénicos valencianos y de una buena proyección internacional. "Sus obras poseen una gran complejidad, pero no las aborda desde la frialdad intelectual, sino buscando la comunicación del público", señala Mestres. El director escogió esta pieza de Molins, escrita hace más de 20 años, porque le pareció "muy redonda, una pequeña joya". "Es un autor muy ágil en los diálogos, de tal modo que no se puede prescindir de nada de lo que ha escrito. Pero al mismo tiempo incluye mucha reflexión en sus textos", añade Sansa, que aceptó participar en el montaje antes incluso de haber leído el texto, por la admiración personal hacia el dramaturgo.