El nuevo presidente de Taiwan tiende la mano a Pekín
Ma quiere sellar un tratado de paz para "poner fin al estado de hostilidades"
Ma Ying-jeou, vencedor el pasado sábado de las elecciones presidenciales de Taiwan, aseguró ayer que aceptará los dos osos pandas que Pekín ofreció hace tres años a Taipei, y fueron rechazados por el presidente saliente, Chen Shui-bian. El gesto es importante, ya que simboliza la intención del nuevo presidente de poner fin a las tensiones con Pekín que han caracterizado los ocho años de mandato de Chen Shui-bian.
"Creo que lo más importante es resolver muchos de los problemas urgentes que existen en nuestras relaciones con China continental. Por ejemplo, establecer vuelos directos, permitir a los turistas del continente venir a Taiwan, o dejar a nuestra industria de servicios financieros invertir allí", dijo en rueda de prensa. Ma, de 57 años, candidato del Partido Nacionalista (Kuomintang), barrió en las urnas al lograr el 58,45% de los votos, frente al 41,55% de su rival del Partido Democrático Progresista (PDP), Frank Hsieh, de 61 años.
Aunque miles de empresas taiwanesas han invertido al otro lado del estrecho, Taipei mantiene una prohibición de transporte directo, y ha sido muy cauto a la hora de relajar las restricciones en sectores estratégicos sensibles, como las finanzas y la alta tecnología, cuyos empresarios quieren mayor presencia en China. El Gobierno teme que Taiwan se haga demasiado vulnerable y dependiente de su vecino y rival. Pero, para las empresas de la 17 mayor economía del mundo, el continente es el socio comercial natural, por proximidad geográfica, cultural y lingüística.
El reto para Ma, que ha propuesto también la creación de un mercado común con China, será estrechar lazos con Pekín, como le han pedido sus electores, sin que la población perciba que pone en riesgo la seguridad ni la identidad de la isla. De ahí que ayer lanzara un mensaje tranquilizador: "China sigue siendo la mayor amenaza para la seguridad. La identidad de Taiwan debe ser respetada. Debemos conversar en igualdad de condiciones". Pekín considera la isla parte irrenunciable de su territorio, y tiene desplegados más de 1.000 misiles frente a las costas de Taiwan.
Ma aseguró que quiere sellar un tratado de paz para "poner fin al estado de hostilidades", pero recordó que no negociará la unificación con China ni apoyará la independencia formal. Sabe que, según estudios gubernamentales, tan sólo el 3,2% y el 7,3% de los taiwaneses quieren la unificación o la independencia tan pronto como sea posible, respectivamente, mientras que el 86,5% es favorable a mantener el statu quo.
El presidente George W. Bush aseguró que la victoria de Ma ofrece una buena oportunidad para dirimir las diferencias pacíficamente, y urgió a las partes a entablar el "diálogo por todos los medios posibles". Ma quiere tiempo. "Si me dais ocho años, sentaré los cimientos para un siglo de paz", dijo. Pero tendrá que negociar con Pekín, a quien ha debido enfurecer la afirmación que hizo ayer de que está dispuesto a entrevistarse con el Dalai Lama.
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