_
_
_
_
Reportaje:

El cliente siempre tiene razón

Las empresas de alimentación han tenido hasta ahora dificultades para repercutir las alzas

La capacidad de las empresas para repercutir las alzas de sus inputs varía mucho. Por ejemplo, las empresas productoras de níquel y sus derivados gozan de la ventaja de poder trasladar sus costes. "Existe un procedimiento automático de repercusión", informa Fernando Gómez Pujana, de Tubos Reunidos, "según sube o baja el níquel, que hemos aplicado sin problemas porque, además, la demanda era fuerte".

Al margen de sistemas de repercusión automática, demanda fuerte y compradores atomizados componen la fórmula para repercutir precios. Es lo que ha pasado con el acero. "La demanda de acero -producido en España básicamente a partir de chatarras- ha sido tan fuerte, que no ha habido problema para repercutir las alzas", explica José Ignacio Bartolomeo, director general de Unesid. Las entregas crecieron durante el año 2007 en un 4,7%, todo un récord.

La ternera, pagada a 3,48 euros, se vende al consumidor a 14,32. El margen entre origen y destino se ha elevado del 239% al 311%
"Los que venden cereales y oleaginosas, como Cargill, NobleGrain, Bunge o Louis Dreyfus, son un oligopolio", dice Jesús Rivera, de Asaja
Más información
El maná de unas materias primas caras

Motores de consumo

Igual de fuerte ha sido la demanda de cobre, dedicada a la construcción y obra pública -las telecos consumen poco-, lo que ha permitido a los fundidores incrementar sus precios. En general, tanto la construcción como el automóvil han sido los principales motores de consumo de los metales. La construcción se lleva más de la tercera parte del consumo de acero. "Pero esto no ocurre sólo en el acero y en el cobre", dicen en Confemetal, "sino incluso en el aluminio, que se utiliza para ventanas o carpintería". El bajo peso de la materia prima en el coste final es otro argumento. "El acero se puede subir", explica Bartolomeo, "porque es un producto muy barato, 0,6 euros el kilo. Su peso en valor en el coste final de un piso no llega al 1 por 1.000. Eso facilita los aumentos de precio cuando sube la materia prima". Más difícil es repercutir los precios cuando el cliente es la industria del automóvil, en posición de marcar las reglas.

En los alimentos, el traslado de las alzas se hace bien al principio de la cadena, pero malamente al final. Lo que es bueno para los productores, los comercializadores y consumidores. Y malo para los ganaderos y la industria. "Los que venden cereales y oleaginosas", comenta Jesús Rivera, de Asaja, "como Cargill, NobleGrain, Bunge o Louis Dreyfus, son un oligopolio. Manejan los precios a su antojo. Además, también fabrican piensos y marcan la pauta". Rivera explica que tanto las multinacionales como las empresas de piensos locales trasladan inmediatamente las elevaciones en las materias primas a sus productos.

"Ya la industria dedicada al consumo", prosigue Rivera, "tiene dificultades para hacer ese traslado de costes. Son miles de empresas, sujetas a otro oligopolio, el de las grandes superficies". Rubén Villanueva, de COAG, dice que la industria ha empezado, sin embargo, a repercutir algunos precios. Pero sólo parcialmente. "Pese a que los precios del pienso suben desde hace más de un año, sólo en los últimos meses hemos podido empezar a subir el porcino. Pero esto está en vías de normalizarse". Es decir, va a subir. Y mucho.

Villanueva acusa a la industria y a la gran distribución de aprovechar la tendencia al alza para subir, incluso cuando siguen pagando lo mismo a los productores. COAG ha elaborado un estudio según el cual, mientras los precios de la ternera de primera han bajado en origen -un 0,7% entre 2004 y 2007-, han subido un 7% en destino. El producto, pagado a 3,48 euros, se vende al consumidor a 14,32. El margen entre origen y destino se ha elevado del 239% al 311%.

La escalada de la leche

Otro producto que se ha repercutido sólo parcialmente ha sido la leche y sus derivados. Luis Calabozo, director general de Fenil, la federación de industrias lácteas, apunta que "si bien los precios en origen subieron de 0,31 a 0,47 euros entre abril y octubre (un 52%), sólo después, entre octubre y diciembre, han empezado a subir para los consumidores. Y sólo un 31%". Debido a ello, Calabozo, para quien la culpa de estos retrasos se debe a la contención efectuada por la gran distribución, afirma que "los márgenes se han reducido y 2007 ha sido un año más bien malo".

Sin embargo, al contrario de los metales, que quizá vuelvan a retroceder, si la economía reduce su nivel de crecimiento, los alimentos caros han venido para quedarse. "Los alimentos son menos elásticos, y la posibilidad de incrementar la producción, más rígida", advierte Rivera, de Asaja. "Esto es irreversible. Aún hay margen y, en mayor o menor medida, los precios seguirían escalando".

Una granja de vacas en la localidad de Leaburu (Guipúzcoa).
Una granja de vacas en la localidad de Leaburu (Guipúzcoa).JESÚS URIARTE

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_