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Pekín asegura que un centenar de manifestantes tibetanos se han entregado

Columnas de vehículos militares chinos se dirigen hacia la región

China anunció ayer que al menos 105 tibetanos implicados en los disturbios de Lhasa "se entregaron a la policía" tras el ultimátum que amenazaba con castigar duramente a los que no se rindieran antes del lunes por la noche. Estas personas colaborarán con la policía, según fuentes oficiales. [Las autoridades chinas anunciaron que han detenido a 24 personas relacionadas con los disturbios en Lhasa, informa Reuters].

Mientras tanto, cientos de vehículos militares chinos se dirigían ayer hacia la región, según testigos citados por la agencia France Presse. Al mismo tiempo, efectivos militares y paramilitares estaban desplegándose en las provincias fronterizas de Sichuan, Gansú y Qinhai, que cuentan con población tibetana. Si bien China no ha informado de más disturbios y ha sellado la entrada a la prensa extranjera, varias organizaciones de derechos humanos se han hecho eco de represión policial con muertes en estos distritos.

El exilio tibetano asegura que lo que se ha producido son detenciones

Integrantes del Gobierno en el exilio y grupos protibetanos aseguran que las rendiciones anunciadas por las autoridades chinas son en realidad arrestos encubiertos. "Gente dentro del Tíbet nos ha contado que, antes de que terminara el ultimátum, la policía estaba buscando casa por casa a los que protestaron contra Pekín", explica a este diario un parlamentario tibetano, Tenzing Chonden, representante de la comunidad tibetana de Estados Unidos. Chonden asegura que temen por estas personas porque en China la tortura es habitual y porque las delaciones podrían multiplicarse.

En la huelga de hambre que hacen en Nueva Delhi 40 de los 43 miembros del Parlamento tibetano en el exilio, su portavoz, Dolma La, aseguró que han pactado con el Consejo de Ministros dejar de hablar de autonomía o independencia. "Nuestra única prioridad será proteger a las personas dentro del Tíbet, pidiendo una investigación internacional sobre las muertes", que China cifra en 13, y los tibetanos en 99.

El secretario del Partido Comunista en el Tíbet acusó al líder espiritual y jefe del Gobierno en el exilio de los tibetanos, el Dalai Lama, de ser "un lobo en ropas de monje", un día después de que éste amenazara con renunciar a su cargo si la mayoría de sus seguidores optaban por la violencia. "Estamos en medio de una feroz lucha a sangre y fuego, de vida o muerte con la camarilla del Dalai Lama", agregó. El líder espiritual tibetano pidió ayer ayuda internacional para contener a China y buscar el diálogo.

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Una calle de Lhasa, tras los disturbios el viernes pasado, llena de humo de las tiendas quemadas y bicicletas volcadas.
Una calle de Lhasa, tras los disturbios el viernes pasado, llena de humo de las tiendas quemadas y bicicletas volcadas.AP

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