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Los tiburones reinan en los corales

El más completo estudio de atolones en el Pacífico sorprende a los científicos

Que el pez grande se come al chico es algo que siempre se ha sabido, pero que el pez grande abunde más que el chico en una comunidad marina parece más difícil de creer. Sin embargo, ese panorama es el que se ha encontrado un grupo de ecólogos marinos en los deshabitados atolones de Kingman y Palmyra, en el Pacífico Central. En Kingman, el 60% de la biomasa de los peces que viven en los arrecifes de coral lo forman tiburones y abundan también otros piscívoros, como los pargos. En conjunto, el 85% de la biomasa del lugar son depredadores superiores, una situación inversa a la que hoy en día se tiene por normal en cualquier mar del mundo.

Se ha replicado el trabajo en cuatro islas, dos habitadas y dos deshabitadas
Cook ya describió una abundancia de escualos que parecía increíble

Esta constatación sorprendente, aunque referencias históricas y estudios anteriores ya lo indicaban, es la gran novedad de un ambicioso estudio sobre el ecosistema de los arrecifes de coral, que ha requerido dos años de trabajo a un grupo internacional de científicos marinos, coordinados desde la prestigiosa Scripps Institution of Oceanography (California), por el español Enric Sala. Este ecólogo marino ya participó en un importante estudio que puso fecha al agotamiento de las reservas pesqueras en el mundo de proseguir la actual sobrepesca: el año 2048. En la actualidad Sala ha vuelto a investigar en España y está adscrito al centro del CSIC en Blanes (Girona).

Los autores del nuevo trabajo, presentado en la revista PLoS One, abordaron el estudio completo de la fauna de los arrecifes "desde los virus a los tiburones", explica Enric Sala, porque "nadie había considerado las interacciones entre la mayoría de especies". Con estos conocimientos esperaban llegar a conclusiones sobre los factores que pueden degradar las zonas coralinas.

Para ello realizaron en 2005 una expedición a las islas Line del Norte, al sur de Hawai y apenas unos grados por encima de la línea del ecuador. De ellas forman parte dos arrecifes de coral deshabitados, Kingman y Palmyra -bajo soberanía ambos de Estados Unidos, que los ha declarado refugios de la vida salvaje-, y otros dos con población humana, Tabuaeran y Kiritimati, que pertenecen a la república de Kiribati. "Hemos replicado el mismo trabajo en los cuatro arrecifes porque nos permite comparar las diferencias que hay en ecosistemas muy similares, cuya principal diferencia es si el hombre interviene sobre ellos o no".

El número de tiburones hallado es el máximo conocido en un arrecife de coral y esto lleva a preguntarse dónde obtienen alimento suficiente para mantenerse: "En la parte baja de la cadena alimentaria tenemos peces de vida corta con una enorme fertilidad que producen millones de huevos, tantos que, por decirlo así, generan excedentes y proporcionan la cantidad necesaria de alimento a estos tiburones", comenta Sala. El investigador recuerda que "los tiburones pueden vivir 25 años y tienen una reproducción muy lenta en la que las hembras no dan a luz más de cinco crías al año". Por eso, su número es más estable y pueden absorber los excedentes de peces pequeños. Los autores del estudio denominan a esto una pirámide invertida de la biomasa.

Los investigadores recuerdan que las primeras descripciones históricas de arrecifes de coral, como las del capitán Cook a finales del siglo XVIII, "describen una abundancia de tiburones, de otros grandes peces y de corales exuberantes que hoy parecen increíbles". Y todavía en la década de 1980 varios estudios informaban de "sorprendentes altas densidades de peces depredadores". Sin embargo, hoy, en lugares de gran abundancia coralina, como el Caribe, "nos encontramos con muchas zonas donde hay cero toneladas de tiburón por hectárea", asegura Sala. La despoblación, por tanto, ha sido muy rápida.

El estudio ha puesto cifras a esta degradación y ha conseguido datos que la vinculan a la influencia humana sobre los corales. En Tabuaeran y Kiritimati los tiburones están "prácticamente ausentes" y los máximos depredadores que se pueden encontrar son meros de escasa envergadura. Esto no ocurría así en una fecha tan cercana como 1997, cuando en las aguas de Kiritimati más de un 30% de la biomasa lo formaban depredadores superiores. Hoy, en cambio, quienes mandan en estos atolones poblados son los peces pequeños comedores de plancton y las algas carnosas. "Los tiburones desaparecen porque se pescan", dice el experto español, quien critica que "nos estamos comiendo a los leones y los tigres del mar, después vendrán los ciervos y al final sólo quedarán en el agua el equivalente de los conejos".

Los investigadores también han estudiado a fondo la estructura de los corales para analizar los factores de riesgo en su salud. En su declive suelen tener un papel importante microbios patógenos del grupo de los heterótrofos, llamados así porque comen otros microbios. En Kiritimati, el atolón más poblado, hay 10 veces más microbios heterótrofos y virus que en Kingman, el arrecife virgen, donde la comunidad microbiana es homologable a la del océano abierto. Los heterótrofos son habituales en aguas degradadas o en las que contienen muchos nutrientes -procedentes en buena parte de la actividad humana-. En Kingman, en cambio, los microbios más presentes son los autótrofos, característicos de aguas limpias, que obtienen su energía por la fotosíntesis, como las plantas.

Altas temperaturas

Entre 1997 y 2005 se vivieron en el Pacífico episodios de altas temperaturas marinas que afectaron mucho a los corales. La recuperación no ha sido la misma en todos los atolones: se ha comprobado que Kingman es rico en nuevos corales, lo que se llama reclutamiento, mientras que las comunidades coralinas de Kiritimati y Tabuaeran no se han recuperado, por la influencia de la actividad humana.

Los investigadores han propuesto un mecanismo para entender el mecanismo ecológico que causa la decadencia de los arrecifes de coral. Funcionaría así: la sobrepesca elimina primero a los peces predadores y, cuando ya no quedan, a los más pequeños herbívoros. Cuando comienzan a faltar estos últimos, aumenta el número de algas y crecen los microbios heterótrofos, que conducen a su vez al incremento de muertes de coral. "Por eso", concluye Sala volviendo a la cúspide de la pirámide, "los tiburones son necesarios, ellos estabilizan el ecosistema".

Dos buzos observan un tiburón en aguas de un atolón virgen de las islas Line del Norte, en el oceáno Pacífico.
Dos buzos observan un tiburón en aguas de un atolón virgen de las islas Line del Norte, en el oceáno Pacífico.SCRIPPS INSTITUTION OF OCEANOGRAPHY
Dos investigadoras estudian muestras extraídas durante la expedición.
Dos investigadoras estudian muestras extraídas durante la expedición.SCRIPPS INSTITUTION OF OCEANOGRAPHY

Radiografía de un arrecife virgen

- Pirámide invertida. La pirámide de biomasa de peces es invertida: hasta un 85% son depredadores superiores (60% tiburones y 25% otras especies).

- Buena salud.Tiene 10 veces menos microbios que los corales de un arrecife cercano a núcleos humanos. También muestra una incidencia mucho menor de las enfermedades de corales.

- Calentamiento. Sus corales se recuperan más rápidamente de los efectos que tiene sobre ellos el calentamiento del agua por el cambio climático. En los arrecifes situados en zonas habitadas, la actividad humana acentúa estos cambios.

- Crecimiento. La presencia de nuevos corales en crecimiento es seis veces más alta que en arrecifes sometidos a la acción humana.

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