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Columna
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Cambio de rumbo

El presidente del Partido Popular en Andalucía, Javier Arenas, en la rueda de prensa que mantuvo este lunes en la sede de su grupo, ha decidido cerrar su etapa en la política nacional y no tomar responsabilidad alguna en la nueva dirección que va a construir Mariano Rajoy. Su intención, al menos así lo manifiesta, y habrá que aceptarlo por mucho que nos tenga acostumbrado este marinero de la política a sus cambios de rumbo según el aire que sople, es dedicarse a Andalucía. Es más, y por si alguna duda cabe, dice que "se va a consagrar a Andalucía al cien por cien". No está mal pues como dice un amigo extremeño: "Principios quiere la cosa". Y la verdad es que hay que tener motivos para alegrarse y no sólo Javier Arenas, que valora los resultados de su grupo en Andalucía como muy buenos, sino porque también han contentado al actual Gobierno socialista hasta el punto de que, una vez concluido el recuento de votos y oído este comentario, surgió otro del grupo socialista diciendo que "como eran tan buenos se los firmaba, con permiso de los votantes, para siempre". En cualquier caso, y sornas de este socialista aparte, la realidad es que esta legislatura en Andalucía se presenta bien a nivel parlamentario. Se va a pasar de una oposición que se realizaba en y a través de los medios de comunicación, por cuanto Javier Arenas y compañía han carecido de representación parlamentaria y su presencia en Andalucía fue obligada tras su derrota en las generales, a una oposición en sede y con representación parlamentaria. Es por tanto positivo; después de todo, y mal que pese a algunos medios, la política debe establecerse vía Parlamento, que es quien recoge y expresa las aspiraciones de toda la sociedad y no las de cada grupo o sector concreto de la misma. En este sentido bienvenida sea la presencia de estos líderes acostumbrados a expresarse en los medios y no en el Parlamento. Es, como decía, una buena noticia; también que este líder, cuya constancia y optimismo pese a que desde los treinta y cuatro años solo gana a los chinos, se emplee a fondo en buscar el centro, a apartarse de la crispación de Aguirre, siguiendo las nuevas pautas que se apuntan en el PP nacional. No obstante, si es así, si participa por fin de éstas, por ahora teóricas, nuevas orientaciones, puede tener una buena oportunidad para demostrar que lo suyo es el respeto; que atrás va a quedar la forma de hacer política en la oposición durante estos cuatro años.

Hay que tener en cuenta, y voy a seguir teniéndolo mientras no toque como San Tomás, que si hay algo que ha quedado claro, en la legislatura que ha terminado, ha sido el esfuerzo constante por parte de algunos -casi todos- los máximos responsables del grupo popular, ha sido llevar al ánimo de los ciudadanos un panorama en el que las instituciones no funcionaban correctamente. Daba igual el ámbito al que se mirara; lo importante era conseguir que la sociedad no confiara en sus instituciones. Unas veces era la Justicia la que funcionaba al dictado del grupo socialista y, otras, el Parlamento. En realidad una suma de actuaciones que desde el grupo, y con la compañía de acólitos de todo tipo, venían a deteriorar el sistema democrático.

Pues, bien, si toca una confianza en las instituciones, no estaría mal empezar a demostrarlo con hechos. Tal vez, y como muestra sirve un botón, el alcalde de Granada le ayude en este menester. Este alcalde del PP, con motivo de la denuncia que la Fiscalía de esta ciudad ha interpuesto contra el ex gerente de Urbanismo, el jefe de servicio de gestión del Ayuntamiento y uno más, se ha adherido a las manifestaciones contra la denuncia que ha realizado una sociedad particular y que ponen en entredicho la imparcialidad del ministerio público. Consideran que a esta denuncia le guían intereses espurios. Total, que de nuevo continuamos con la misma cantinela de la legislatura pasada. Claro, puede suceder que Torres Hurtado -el alcalde- no se haya enterado del cambio; que sea tardío. No obstante, se haya enterado o no, como Javier Arenas dice que sí, puede comenzar su nueva travesía recordando que ahora toca otra música. El problema es que, visto lo visto, seguimos con la misma orquesta.

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