Cesc Gelabert invita a danzar a su público en el Lliure
Al bailarín y coreógrafo catalán Cesc Gelabert le brillan los ojos de satisfacción tras sus lentes de diseño. No es para menos: su atrevida iniciativa Una setmana amb el públic, termina hoy en el Espai Lliure de Barcelona y ha sido un éxito. Durante unos días ha permitido a gente de todo tipo, la mayoría inexperta en la danza, compartir la experiencia del baile con él. "Me siento lleno de energía; he descubierto que la mente del público es muy flexible y que se adapta con familiaridad a los conceptos que expresan los bailarines a través de mis creaciones; enriquecedor en todas sus vertientes", afirma Gelabert.
Durante una semana el coreógrafo ha desarrollado diferentes actividades, todas gratuitas; a primera hora de la tarde ha impartido clases para bailarines profesionales. A partir de las 19.00 horas, la lección ha ido dirigida a ciudadanos neófitos de la danza: abogados, transportistas, educadores y contables de edades comprendidas entre los 12 y los 60 años han bailado por primera vez en un escenario de la mano de Gelabert. "He logrado que se movieran a diferentes ritmos; por ejemplo, siempre he puesto una canción de The Beatles que les ayuda a la hora de bailar; también les he pedido que expresaran diferentes situaciones de ánimo: que se sintieran sexys, depresivos o alegres... Y me han descubierto un mundo de sensaciones", afirma.
Voluntarios de platea
Una tercera actividad empezaba siempre a las nueve de la noche, cuando el público veía bailar a los componentes de la compañía de Gelabert-Azzopardi fragmentos de diferentes obras: Orion, Caravan, Psitt!! Psitt!!... Y es entonces cuando Gelabert pedía entre el público a 15 voluntarios para que salieran a escena e interpretaran esos mismos fragmentos. "Se entabla entre creador y público un diálogo muy interesante que logra que el espectador saboree mejor mis coreografías".
Cada noche se han sugerido tres temas diferentes con tres músicas distintas que se han elegido por votación y que los bailarines de la compañía improvisan; el público, después, opina. "Que el espectador intervenga en la creación ha sido una gran experiencia, sus opiniones han sido de vital importancia; creo que entienden que hago arte y lo aprecian en su medida; su aportación en más de una noche ha sido capital y si no hubiéramos estado sujetos a un horario, el programa no hubiera tenido fin", afirma ufano Gelabert.
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