Esculturas a la espera de un espectador

En las entrañas de un bello edificio decimonónico las esculturas de Antonio Yesa parecen aguardar impacientes ser sometidas al escrutinio del público. Lucen imponentes, con un cierto aire de engreimiento por saber que ocupan un espacio propio antes vacío. Moldeadas en acero, su brillo provoca un juego de luces y sombras. "Es un material acromático, pero capta la luz del exterior y eso le da mucha textura a su superficie. El color gris del metal tiene la facultad de reflejar otros colores y este material lo puedo moldear a mi antojo. Es frío, pero capta mis emociones", explica Yesa.

Con Planos de encuentro, punto de vista, Yesa (Arcos de la Frontera, Cádiz, 1952) no hace más que profundizar en el discurso narrativo que ha marcado su obra desde mediados de los ochenta. "Busco indagar en la relaciones interpersonales. Ver qué hay de positivo y de negativo en ellas y cómo es la relación del individuo con el espacio", explica mientras ultima una de las instalaciones de la muestra.

El artista gaditano, afincado en Alhaurín de la Torre (Málaga), defiende su interés hacia la tridimensionalidad, ya que en ella encuentra el medio ideal para comunicarse. "Lo más importante de esta exposición es la integración del espectador en la obra", apunta Yesa. El objetivo es provocar la interacción con el visitante, incitándole a cambiar la percepción de sus medidas reales para que finalmente puedan ser habitadas. "Es un juego que puede resultar muy divertido", añade. Objetos cotidianos como sillas o mesas son rediseñados y descontextualizados por Yesa configurando un universo personal con toques surrealistas que evitan la indiferencia. La galerista Isabel Hurley señala que esta estrategia es un "homenaje a los pioneros del assemblage y del ready made".

en la galería isabel hurley (paseo de reding, 39 bajo). málaga. hasta el 26 de abril. gratuita.