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PUNTO DE OBSERVACIÓN | ELECCIONES 2008 | Las consecuencias del 9-M
Columna
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Retrato realista, simple y directo, de la situación política

Soledad Gallego-Díaz

El resultado de las elecciones, con la gran polarización del voto entre el PSOE y el PP, simplificará bastante el debate en el Congreso de los Diputados. En la nueva legislatura no habrá más que cuatro grupos parlamentarios: PSOE, PP, nacionalistas catalanes y nacionalistas vascos. Simple y directo, un retrato bastante realista de la situación política española. El resto (nada menos que seis partidos y coaliciones) se integrarán en el llamado Grupo Mixto y tendrán que distribuirse los tiempos de intervención. Según las ocasiones, diez minutos para unos, seis para otros... nada que les permita recuperar imagen o proyección política.

De la jornada de ayer llaman la atención, sobre todo, dos cosas: la mención del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de su conversación con el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, y la no aparición del líder popular, Mariano Rajoy, que llenó momentáneamente de inquietud a sus seguidores.

De entre todas las conversaciones que sin duda mantuvo ayer, el presidente del Gobierno eligió una, su charla con Urkullu, para comentarla públicamente. Rápidamente se pusieron en marcha las conjeturas. Por tres razones. Primero, porque sigue pendiente la iniciativa del lehendakari, Juan José Ibarretxe, para convocar una consulta popular que el Gobierno considera ilegal. Segundo, porque el PNV ha sufrido una considerable bajada de voto, presumiblemente moderado, en estas elecciones. Y tercero, porque el PSOE necesita ampliar su mayoría de cara a la sesión de investidura de Rodríguez Zapatero y el PNV dispone de seis escaños (siete, si se le añade el de Nafarroa-Bai).

Si se combinan todos los elementos, se diría que el PNV y el Gobierno pueden tener interés en analizar la situación conjuntamente. Se supone que para el PSOE sería bastante más cómodo encontrar bases de acuerdo con el PNV que con CiU, una opción siempre mal vista por los socialistas catalanes. La única duda, en ese caso, sería saber en qué momento anunciaría el PNV que retira el proyecto de consulta de Ibarretxe, condición que parece indispensable para hacer efectivo cualquier acuerdo. En el fondo, esa sería incluso una buena vía de salida para los nacionalistas que no ven solución para el el embrollo en el que les ha metido el lehendakari y que les puede haber costado el voto moderado de Vizcaya.

En el otro lado, en el PP, la inesperada decisión de Mariano Rajoy de no comparecer ante los medios de comunicación, despertó la inquietud entre sus propios compañeros de partido, preocupados por el estado de ánimo de su candidato. Buena parte de la estructura del PP apuesta por una "sucesión ordenada" de Rajoy, es decir no por un anuncio inmediato de retirada sino por un proceso más largo en el que Rajoy se haría cargo, de nuevo, de la réplica a Zapatero en el discurso de investidura y de la marcha del partido como mínimo en los próximos tres o seis meses, quizás con un nuevo portavoz parlamentario.

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