Sarah Ferguson enseña a comer a la familia Sargerson

Sarah Ferguson ha abandonado durante una temporada su residencia neoyorquina, un apartamento de cuatro millones de euros junto a Central Park, para instalarse en una modesta pensión inglesa que presenta como únicos lujos una televisión y baño propio. El lugar elegido es la localidad de East Hull (condado de Yorkshire), escenario de un nuevo programa de telerrealidad en el que la duquesa de York ejercerá de asesora de una familia con escasos recursos para ayudarle a mejorar sus poco saludables hábitos alimenticios. La ex nuera de la reina de Inglaterra ha convertido el universo de las dietas en un jugoso negocio, que explota desde hace años -es embajadora de Vigilantes del Peso-.

La duquesa en Hull, título provisional de la emisión que ya ha comenzado a rodarse, pretende, según Ferguson, "explorar soluciones para superar el creciente problema de la obesidad en el Reino Unido". Y ha tomado como objeto de su experimento televisivo a la familia Sargerson, un matrimonio con cinco hijos que sólo consigue llegar a final de mes gracias a los beneficios sociales. La duquesa es ahora vecina provisional del modesto barrio, donde ha alquilado una habitación en la pensión East Torpe, uno de los alojamientos favoritos de los camioneros que trabajan en la zona. La prensa ya ha conseguido retratarla en el supermercado local, haciendo la compra con la madre de la familia, Tonia. Chucherías y productos ricos en grasas han sido sustituidos en la mesa de los Sargerson por verduras y frutas, mientras su gurú dietética les anima a hacer más ejercicio físico.

Ferguson, de 48 años, admite que aquí "se vive de un modo que yo nunca he experimentado", pero considera de utilidad su experiencia con "los desórdenes alimenticios, baja autoestima, conflictos familiares y divorcio". El objetivo del programa, que se emitirá este verano en dos capítulos, es "ayudar a las familias de todo el país, no importa cuál sea su presupuesto, a mejorar su estilo de vida".

Sarah asegura que se encuentra en su salsa entre el público de a pie. Aunque sea en la deprimida zona de Preston Road, con una de las rentas más bajas de las islas británicas. "Me gusta relacionarme con la gente al nivel de la calle, donde siento que me aceptan como soy".