Brown aprovecha la ruptura para estrechar lazos con Sarkozy
La defensa será clave en la cumbre Londres-París de marzo
Gordon Brown sólo puede mirar con buenos ojos los desencuentros entre Nicolas Sarkozy y Angela Merkel. Históricamente los británicos han recelado del empuje del eje franco-alemán en la construcción europea y sus políticas han tendido a debilitarlo: lo mismo promoviendo la ampliación de la Unión Europea, diluyendo así la influencia de franceses y alemanes, que reforzando las relaciones bilaterales con cada uno de esos países para convertir el eje en un triángulo.
"El resultado [de la cumbre] será bastante limitado", opina un experto
Con Gordon Brown, el escepticismo de Londres hacia Europa se ha incrementado. El nuevo primer ministro ha tardado meses en viajar a Bruselas y antes de hacerlo reunió a los líderes de Alemania y Francia —a los que se vio obligado a sumar a Italia y la Comisión Europea— en Londres, un intento de restar importancia a la UE pero también de socavar el eje franco-alemán.
"A medio y largo plazo es problemático que el Reino Unido consiga imponerse a esa relación por dos motivos", explica Richard Whitman, experto en política europea de Chatham House. "Primero, porque Gordon Brown no es bueno en el tipo de diplomacia que representaba Tony Blair, en la que las relaciones personales eran muy importantes. Y, segundo, y más importante, porque no es probable que el Reino Unido cambie su posición en temas capitales como el euro o la plena integración en Schengen. Lo que realmente traería problemas a la relación franco-alemana es que Gran Bretaña optara por una integración plena. Pero eso no va a ocurrir debido a razones estructurales".
El primer ministro tendrá ocasión de reforzar los lazos con Nicolas Sarkozy en la próxima cumbre franco-británica que se celebrará en Londres coincidiendo con la visita de Estado del presidente francés, el 26 y 27 de marzo. La agenda de la cumbre, que se suele celebrar cada dos años, aún está por cerrarse pero incluirá inmigración, defensa, cambio climático y energía y, quizás, la reforma de las instituciones internacionales.
Algunos creen que Defensa, en el décimo aniversario de la declaración franco-británica de Saint Malo por una política europea de Defensa, será el capítulo estrella. Pero el doctor John Kent, de la London School of Economics, es bastante cauto. "No espero nada que vaya mucho más allá de ayudar a acortar las distancias que han aparecido recientemente. El resultado tangible será bastante limitado, un ejercicio de propaganda. Lo que Brown necesita hacer es intentar dar la impresión de que no se acerca demasiado a los franceses y, por lo tanto, lo que expongan puede no tener mucho que ver con los intercambios personales, pero puede haber muy poco que pueda medirse en el sentido de acuerdos sustanciales, porque Brown, por cuestiones de política doméstica, no quiere ser visto como alguien demasiado comprometido con los franceses".
A su juicio, la defensa europea "ha avanzado muy poco, prácticamente nada". "Saint Malo fue ante todo un gesto político de Blair que fue diseñado para dar la impresión de que quería crear algo en materia de cooperación en Defensa. Pero no pasa nada o muy poca cosa porque es muy poco lo que puede pasar sin que estén implicados los estadounidenses. Ésa es la realidad, aunque quizás a los franceses no les guste", añade.
Puede haber cooperaciones para ahorrar dinero en materia de compras, admite, "pero aparte de hacer cosas juntos para ahorrar costes, no van a hacer nada en términos de nuevas iniciativas, de hacer algo diferente a los americanos. Eso no va a ocurrir", concluye Kent.
Firmas contra Blair
- La hostilidad hacia Tony Blair para ocupar la presidencia de la UE gana terreno en la Red. A las manifestaciones de rechazo de los socialistas franceses, del ex presidente de Francia Valéry Giscard d'Estaing, ahora se suman los internautas. Casi 24.000 firmas han recogido ya los integrantes de la plataforma European Tribune (www.stopblair.eu).
- El objetivo es impedir que el ex ministro británico presida el Consejo Europeo una vez que entre en vigor el Tratado de Lisboa, en 2009. Los argumentos de los contrarios a Blair son que no puede presidir la UE el representante de un país que no ha adoptado el euro y que no participa en el acuerdo de Schengen, que elimina los controles fronterizos en Europa.
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