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La hipótesis de un anticipo de las autonómicas planea sobre el 9-M

El resultado electoral definirá la estrategia política del final de la legislatura

"Se equivocarían si lo hicieran". En el Partido Popular no olvidan el error cometido por Manuel Fraga al adelantar las elecciones autonómicas de 2005 y no creen que Emilio Pérez Touriño vaya a tropezar en la misma piedra. Ponen como ejemplo lo ocurrido a su presidente fundador, que perdió el poder tras 16 años de mayorías absolutas, pero también utilizan al BNG como argumento. Los nacionalistas, dicen, no van a permitir un adelanto, sobre todo si acaban entrando en el juego de los pactos que el PSOE puede necesitar durante la próxima legislatura.

La hipótesis de un anticipo de las autonmicas no pasa de ser una mera especulación de laboratorio impulsada por una parte del equipo del presidente de la Xunta, pero el mero hecho de que haya sido puesta sobre la mesa hace que todos los análisis acerca del escenario político de Galicia después del 9 de marzo se vean obligados a estudiarla.

El calendario oficial establece que las elecciones gallegas deberán celebrarse, como muy tarde, en junio del año que viene, pero todo apunta a que socialistas y nacionalistas anticiparán los comicios al menos a principios de marzo para evitar que coincidan con las europeas. Sería, en ese caso, un adelanto "técnico" y no político, porque en la legislatura estaría de hecho prácticamente agotada. En cambio, lo que algunos están considerando es la posibilidad de acudir a las urnas el próximo otoño.

Antes de los Presupuestos

En las direcciones de los tres partidos parece haberse consolidado la idea de que una victoria clara de José Luis Rodríguez Zapatero, especialmente si viene acompañada de un triunfo socialista en votos y en escaños en Galicia, es suficiente para que los partidarios del anticipo electoral animen a Touriño a examinar en serio la posibilidad de hacer uso de su prerrogativa legal y adelantar la cita con las urnas al mes de octubre, antes de que comience la negociación de los Presupuestos de 2009.

En el BNG están convencidos de que si el PSdeG se convierte en la primera fuerza política de Galicia va a tener que hacer frente a la tentación de disolver el Parlamento y tratar de rentabilizar ese ascenso en la urnas. Hay un sector del PSOE, dicen, que cree incluso que podrían estar en situación de gobernar en solitario. "Consideran lo de Lugo

[donde el socialista Xosé López Orozco gobierna en minoría] un laboratorio; un ensayo" de lo que podría ser una legislatura con un gobierno monocolor que se apoyase alternativamente en el Bloque o en el PP, según los casos. Hay a quien le gustaría promover "una polarización como la del Estado", un sistema a dos bandas (PP y PSOE) mucho más cómodo para ambas formaciones porque eliminaría la necesidad de contar con el BNG.

En el PP y en algunos sectores del PSOE añaden a la ecuación un posible retroceso electoral del Bloque, especialmente si es lo suficientemente significativo como para desatar una crisis interna en la organización nacionalista. Una opinión extendida en los partido estatales es que la pérdida de apoyo ciudadano que experimenta el Bloque desde 2001 va a continuar y en ese caso Quintana no puede seguir liderando fracasos electorales y "hacer como que no pasa nada".

No obstante, falta muy poco para las autonómicas y todo indica que, aun con un mal resultado, el Bloque cerrará filas y presionará para prolongar la legislatura y rentabilizar al máximo su presencia en la Xunta. "Lo lógico es agotar el mandato", aseguran desde las filas nacionalistas.

En el PP creen que, en todo caso, la dependencia del BNG obliga a Touriño a consultar con sus socios, una opinión que comparten algunos socialistas: "Lo razonable es continuar hasta el final" de mutuo acuerdo para estar "en condiciones de volver a pactar en el futuro". Desde el entorno del presidente apuestan también por "agotar la legislatura". Pero subrayan, por si las dudas, que la ley le atribuye "sólo a él" la capacidad de disolver el Parlamento.

Feijóo, Touriño y Quintana, poco antes de la fallida negociación de la reforma estatuaria, en enero de 2007.
Feijóo, Touriño y Quintana, poco antes de la fallida negociación de la reforma estatuaria, en enero de 2007.A. I.

Las oportunidades de Núñez Feijóo

La mayoría de los dirigentes gallegos cree que lo más probable es que el 9-M revalide el equilibro de poder en vigor desde las autonómicas de 2005. De hecho, en las filas socialistas, aunque se sigue dando por segura la conquista de un escaño por Ourense, empieza a imponerse la idea de que va a perder un diputado en A Coruña. De ser así, el PP conservaría su predominio en Galicia en votos y escaños (11) a pesar del ascenso del PSdeG (10) y el BNG mantendría su posición (2). "No va a ser fácil ser la fuerza más votada", admitía esta semana un dirigente socialista. Si el resultado es este, en lo que se refiere a Galicia todo va a depender de lo que pase en Madrid. Con Rajoy en el Gobierno, Feijóo llegaría "vivo" a las autonómicas y el bipartito se vería obligado a prolongar al máximo su mandato. Si el que gana es Zapatero, bajarán al mínimo las posibilidades del PP gallego de recuperar el poder.

Los grupos que apoyan a la Xunta dan por sentado que si Rajoy es derrotado y el PP retrocede en Galicia Feijóo tendrá serias dificultades. Algunos advierten que "las navajas" en contra de "Feijóo y de su equipo" saldrán a relucir "a la mínima". Otros sitúan a José Luis Baltar al frente de una revuelta protagonizada por los muchos alcaldes incomodados por la indigencia en la que les ha dejado la pérdida de poder en España y en Galicia.

En el seno del PP las cosas no se ven del mismo modo, pero no abunda el optimismo. El liderazgo de Feijóo "no está en discusión en estos momentos", apunta un dirigente del partido con escaño en el Hórreo "y no se puede cuestionar, no tiene sentido". "Otra cosa es", advierte un compañero suyo, lo que puede ocurrir "después de las autonómicas" si Feijóo pierde frente al PSOE y el BNG. "Ahora mismo puede haber opiniones diversas pero nadie estaría dispuesto a dar el paso" de enfrentarse a Feijóo, pero después sumaría "dos fracasos seguidos". Incluso sería muy probable, afirma el mismo dirigente popular, "la aparición de una fuerza alternativa al PP".

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