"Los Oscar parecen un campo de concentración"
El día no puede ser más perro. Caen chuzos de punta, algo nada habitual en Los Ángeles, y el restaurante en el que quería quedar Jorge Cámara, presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood, está cerrado por reformas. Es un hombre que le encuentra solución a todo. Si el Gaucho Grill no le quiere dar de comer, en el Tango Grill seguro que le sirven la suprema de pollo que va buscando. Lo tiene muy claro, como todo en la vida, este mexicano de 69 años con ligero aspecto de seminarista pero sonrisa de Lindo Pulgoso. "Es curioso porque me pasa siempre. En una crisis yo me calmo", dice con su tranquilidad habitual. La prueba de fuego la pasó hace nada, cuando la huelga de guionistas convirtió la 65ª entrega de los Globos de Oro -los prestigiosos premios de cine que concede su organización- en una deslucida rueda de prensa.
El responsable de los Globos de Oro añora la época dorada en Hollywood
Aun así, Cámara salió airoso. "Si alguien puede acabar con la huelga de guionistas es Jorge", insistió durante esa velada una de las presentadoras de la rueda de prensa sorprendida ante la capacidad de negociación de este natural de Yucatán que lleva desde 1965 en EE UU. No fue del todo así, pero concluida la huelga hasta el sindicato de guionistas reconoció que "lo ocurrido con los Globos de Oro" fue clave para que los ejecutivos volvieran a negociar.
La suprema de pollo va cayendo acompañada de arroz -en lugar de patatas fritas, que hay que cuidar la línea- y Coca-Cola light. En el restaurante el servicio es rápido y le tratan como a un habitual. Su móvil tampoco para de sonar aunque por educación o por hambre no contesta. Cámara es un perro verde en Hollywood que se las conoce todas. "Uno llega con estrellas en los ojos", recuerda con esa sonrisa pícara que tiene. "Pero los años te hacen cínico", añade. Con cariño y orgullo recuerda su primer encuentro con Bette Davis en el rodaje de Canción de cuna para un cadáver (1964). Entonces le dijeron que "Bette Davis se come a los niños como tú en el desayuno", pero la actriz le dijo a su representante eso de "por fin me traes a alguien que sabe de qué está hablando".
Los recuerdos actuales son mucho más pedestres. "Las estrellas, los actores, son seres humanos, unos más simpáticos y agradables y otros no. Y llega un momento que no les ves como estrellas, sino como gente que trabaja en una industria y que gana mucho dinero y es famosa", resume. Quizá eso explica que no se eche a por su móvil aunque en la pantalla se puede leer el nombre de Eva Longoria. Si le tiras de la lengua reconoce que todavía siente admiración por Scorsese, Eastwood o Spielberg. Pero para cuando llega el momento del café, que prefiere sustituir por más Coca-Cola, lo gris del día subraya su desencanto con la industria.
Los Oscar también son harina de otro costal. Está invitado a la ceremonia de mañana pero duda que vaya. "Todos los premios se han convertido en un escenario para ver moda. La actuación nunca se menciona", resume. "Los Oscar parecen un campo de concentración". ¿Una pizca de celos tras las continuas críticas que recibe la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood? "A la hora de la verdad la prensa estadounidense no puede dar crédito a lo que un grupo de extranjeros ha conseguido levantar. Pero digan lo que digan, Hollywood nos va a cortejar porque tenemos ese premio que se llama los Globos de Oro".
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