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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Del futuro del ayer

El e-mail irrumpió en la pantalla del ordenador con un aviso inquietante, ¡El futuro del ayer: lo que se nos viene en 08! Enviado desde América Latina se desplegó en el espectro radioeléctrico y llegó a España, donde había sucedido la noticia. Una céntrica plaza de Madrid y una oradora que, ante numerosas personas, proclamó que las mujeres deben ser amas de casa "para el bien de la familia".

Este imperativo pasó desapercibido para los titulares de importantes periódicos españoles, pero algunos digitales lo recogieron e inmediatamente captaron la sorpresa y atención de quienes, día a día, trabajan por mejorar los derechos y condiciones laborales de la población femenina en muchos países.

En temas relacionados con el papel social de las mujeres no cabe la ingenuidad y, por tanto, no cabe pensar que era una declaración inocua, aislada, sin eco ni respaldo. Es el ayer que se presenta. La idea de la mujer guardiana del hogar ha sido muy conveniente para la sociedad patriarcal, ya que reparte los roles e identifica el ámbito público y político con la autoridad del padre, en tanto recluye al ámbito privado a aquéllas, junto con las responsabilidades domésticas.

En nuestra historia tenemos ejemplos de cómo la idea se ha traducido en leyes que conformaron la sociedad. En la dictadura franquista, una ley de 1970 se autojustificaba en "la posición peculiar de la mujer casada, en la sociedad conyugal, en la que, por exigencias de la unidad matrimonial, existe una potestad de dirección que la naturaleza, la religión y la historia atribuyen al marido". Paradójicamente ampliaba la capacidad de obrar de las mujeres, pero habría que esperar hasta el año 1975 para que desapareciera la licencia marital necesaria para abrir comercio, trabajar, o vender los propios bienes.

La Constitución de 1978 reconoció la igualdad entre los cónyuges y, desde entonces, la situación de la mujer ante el mercado de trabajo ha ido mejorando desde un punto de vista jurídico. Se ha conseguido una sólida equiparación respecto al hombre, a través de distintos mecanismos, como los que alivian las cargas empresariales en casos de maternidad.

Hoy día el aumento del número de las mujeres trabajadoras es una de las transformaciones más llamativas de la sociedad española. Numerosos estudios ponen de manifiesto que esta experiencia y la consecución de ingresos propios, mejora sus vidas y autoestima. Este nuevo escenario ha provocado nuevos y diferentes comportamientos en las parejas y las familias; más concretamente, los valores de igualdad y libertad de la persona, reconocidos por las normas, han ido sustituyendo a los valores propios del diseño tradicional, como era el de obediencia al marido o la subordinación del conflicto conyugal a la estabilidad de la familia.

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El problema se plantea cuando el trabajo remunerado de la mujer compite directamente con el trabajo doméstico y, a través de éste, con las formas tradicionales de organizar las relaciones familiares, si las mujeres deciden anteponerlo a las tareas o responsabilidades domésticas. A este conflicto debemos añadir una larga historia que ha subestimado o minusvalorado nuestro trabajo, al atribuirnos menos disponibilidad y capacidad por asumir las cargas familiares.

Estas circunstancias explican, en parte, los obstáculos que aún encuentran las mujeres a la hora de ser contratadas. Obstáculos que reciben cobertura con proclamas como la aparecida en el ordenador, y que, en definitiva, vienen a equiparar el trabajo femenino con la destrucción de la familia.

¿Tiene futuro el ayer? Parece que no mucho. Tenemos un Estado de derecho consolidado y una generalizada mentalidad social a favor de la igualdad; pero habrá que estar alerta y recordar, cuando aparecen estas proclamas, que la libertad e igualdad de hombres y mujeres son pilares de nuestra sociedad democrática y constitucional.

Inmaculada Montalbán Huertas es magistrada y Premio Nacional del Consejo General del Poder Judicial

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