La campaña de la insatisfacción
El rechazo hacia la política alcanza cotas récord en el inicio de campaña electoral - Sólo 6 de cada 10 catalanes dicen que irán a votar el 9-M
Las encuestas auguran que las elecciones generales las ganará quien demuestre mejores tablas para capear la crisis económica. Esta receta, quizá válida en el conjunto de España, no bastará para convencer al electorado catalán. Los partidos de Cataluña también tendrán que lidiar con unos votantes profundamente insatisfechos con la actual situación política y desmovilizados como nunca en los últimos años.
El problema no es exclusivo de los partidos de izquierda.
La crisis económica y el malestar por las infraestructuras azuzan el descontento
Por si quedaba alguna duda del hastío de los catalanes en torno a la política, ayer lo certificó otra encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat. El 63,4% de los catalanes se definen como "insatisfechos" después de un año y medio con hasta cuatro procesos electorales: el referéndum del Estatuto y las elecciones autonómicas, municipales y generales. Tanto es así que sólo el 59% de los encuestados se declaran dispuestos a ir a votar el 9-M. El porcentaje es ocho puntos inferior al de hace un año.
Más allá de las reflexiones que deberían hacer todos los partidos a la vista de estas cifras, el Partit dels Socialistes (PSC) tiene razones sobradas para estar preocupado. Su electorado es uno de los más desmovilizados el día que comienza la campaña electoral. De ahí el mensaje casi desesperado que su candidata por Barcelona lanzó anoche reclamando el voto de toda la izquierda para frenar al PP.
El PSC tampoco olvida lo baja que fue la participación en los últimos comicios. Después de que en las generales de 2004 la abstención fuera de sólo el 24%, ésta se disparó hasta el 43% en las autonómicas y al 46% en las municipales. La situación apunta ahora en el mismo camino.
¿A qué viene tanta insatisfacción? La encuesta no lo indica directamente, pero la crisis de las infraestructuras y la falta de confianza en la situación económica se sitúan como elementos determinantes dicen sus autores.
Todos los partidos llevan semanas modulando su discurso a la realidad catalana. El Partit dels Socialistes se ha alejado del eslogan electoral del PSOE -"motivos para creer"- y ha optado por ponerle buena cara al mal tiempo. De ahí el lema de La Catalunya Optimista que ha acompañado a Carme Chacón en las últimas semanas. Lo han repetido machaconamente en las últimas semanas todos los dirigentes: "Sólo con optimismo se pueden afrontar los problemas de Cataluña". Habrá que ver si también la insatisfacción generalizada puede solucionarse con una dosis de optimismo.
Convergència i Unió (CiU) es el partido que más se ha regocijado con su mensaje de una Cataluña que presenta pisoteada, humillada y menospreciada por lo que ellos llaman, casi despectivamente, "Madrid". Tu voto hará que respeten a Cataluña , el lema de CiU, casa perfectamente con ello. La encuesta del CEO presenta a los votantes de CiU casi fuera del sistema político actual. Hasta el 51% de los votantes nacionalistas se declaran "desvinculados insatisfechos", un eufemismo que engloba a quienes además de ser críticos con el sistema se consideran fuera de él. En el caso del PP este porcentaje alcanza cotas espectaculares: el 70%.
El director del Centro de Estudios de Opinión, Gabriel Colomer, se guardó mucho de detallar ayer cómo puede canalizarse tanto descontento. Colomer dijo que desconoce si la tensión existente será suficiente para movilizar al electorado catalán. Eso sí, lanzó una teoría: "Normalmente, cuando hay tensión en el sistema, el partido que gobierna gana holgadamente".
Es probable que la insatisfacción con el sistema vuelva a dar alas a los partidos más minoritarios en Cataluña, el PP entre ellos. Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya esperan volver a hacerse con parte de los votos que la izquierda catalana le prestó a Zapatero en 2004 para echar al PP del Gobierno. Por eso también han azuzado el sentimiento de insatisfacción y de malestar con la situación política. Lo han resumido con un "Zapatero nos ha decepcionado".
Los estrategas de campaña lo tienen claro: se llevará el gato al agua quien canalice mejor la insatisfacción de los catalanes.
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