La singular arquitectura del olivo
Una exposición reivindica la protección de los edificios del paisaje oleícola
Almazaras, haciendas, caserías, cortijos aceiteros o simplemente molinos de aceite han configurado en las comarcas oleícolas andaluzas una singular arquitectura rural del olivar, una arquitectura extraurbana íntimamente ligada al paisaje natural y a un sistema de explotación agrícola que se ha heredado durante siglos. La exposición Tierras del Olivo, que se muestra en Jaén hasta el 27 de abril, dedica un apartado importante a ensalzar este importante patrimonio rural, para el que se reivindica su conservación y protección.
Un estudio de la arquitectura agrícola de Andalucía elaborado por un amplio equipo coordinado por el historiador Fernando Olmedo cifra en más de un millar los edificios de elevado interés relacionados con el olivar, principalmente localizados en Jaén, Córdoba y Sevilla. Muchos de estos inmuebles han dejado atrás su pasado agrícola para convertirse, tras un esmerado trabajo de rehabilitación, en singulares propuestas de alojamiento rural.
Es precisamente el llamado agroturismo el que está permitiendo la conservación de este importante legado arquitectónico, que había quedado amenazado por el despoblamiento del medio rural y por la revolución tecnológica del sector oleícola. Un buen ejemplo de ello lo representan la treintena de almazaras de la provincia de Jaén que ofrecen visitas guiadas. Lugares como la almazara La Almedina, un antiguo palacio señorial que utilizaba el rey Alfonso XIII cuando visitaba la Sierra de Cazorla; Azaharaoliva, en Escañuela, reformada imitando el arte nazarí granadino; o el Cortijo Angulo, en Villanueva de la Reina, del siglo XVIII y con una almazara construida a base de pirámides de cristal y acero.
Una de las finalidades del estudio sobre cortijos, haciendas y lagares de Andalucía elaborado por la Dirección General de Arquitectura y Vivienda ha sido ponerlo a disposición de los municipios para que integren en sus planeamientos urbanísticos este tipo de edificaciones y apliquen medidas de protección. "Existe un cierto reconocimiento público y oficial de la arquitectura del olivar que se manifiesta sin embargo en actuaciones aisladas de expedientes de declaración de monumentos, pero que olvidan la importancia de la hacienda como fenómeno global y obligaría a la protección conjunta de muchas haciendas", expone Olmedo.
Entre las escasas medidas de protección incoadas para este tipo de edificaciones destaca la de la Hacienda La Laguna, en Baeza (Jaén), que fue declarada en junio de 2007 Bien de Interés Cultural. Este conjunto, cuyo origen se remonta al siglo XVII, está integrado por edificaciones residenciales e industriales ligadas a la explotación olivarera, además de incluir los parajes de Fuente Nueva y del embalse de Laguna Grande. En la actualidad alberga el Museo de la Cultura del Olivo, el más grande de España sobre este género.
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