El batacazo del PSE en la Caja Vital cuestiona la presidencia de Rojo
El PNV emplaza a los socialistas a que digan claramente si apoyan la fusión
La presidencia de Gregorio Rojo en la Caja Vital se tambalea. El mal resultado de la Plataforma por la Pluralidad, que impulsaba el PSE y que sólo logró el 12,31% de los votos para la asamblea frente al 35,36% de la de los populares, pone en entredicho la permanencia del actual presidente en su cargo. El PP y el PNV sostienen que el nuevo mapa surgido de las elecciones le deja en una delicada situación. Rojo, por su parte, no ha confirmado todavía si se presentará a la reelección el próximo día 31 de marzo, tras la constitución de los órganos renovados de la caja alavesa.
¿Puede Rojo rechazar la fusión si no obtiene la presidencia?, se preguntan en el PNV
"Son los impositores los legitimados para dirigir la Caja", advierte el PP
Los populares, liderados por el abogado Miguel Garnica, lograron más votos que la plataforma nacionalista -el 20,79% de los sufragios- y la socialista -el 12,31%- juntas. "Quienes están legitimados para dirigir la Vital son los clientes, y los clientes han dicho que no a la fusión", indicaron ayer desde el PP de Álava.
Los impulsores de la plataforma Vital Sí, van a defender que la representación de los impositores cobre relevancia en los órganos de la caja, en detrimento de las entidades fundadoras y de las instituciones locales. Con esos resultados, el PSE, que ganó las elecciones a la Vital en 2003 yendo junto con el PP en la Plataforma por la Pluralidad, pasa a convertirse en la tercera fuerza en la asamblea general. El PNV dispone de 39 de sus cien miembros, el PP controla 25 y el PSE 22. Una correlación de fuerzas que en el caso de los socialistas no se corresponde con su peso político en la capital alavesa y la provincia. El PSE ganó las elecciones municipales y forales en Vitoria y quedó segundo en Álava.
Lo único que beneficia a los socialistas es que ninguno de los otros dos partidos, -con proyectos divergentes para la Vital: el PNV a favor de la fusión y el PP radicalmente en contra- disponen de mayoría suficiente para sacar adelante sus propuestas. Para aprobar la fusión se requiere mayoría de dos tercios en la asamblea, es decir, 67 miembros. El PP tampoco alcanza los 34 que la darían una minoría de bloqueo.
Pese al revés sufrido, el PSE puede por tanto reclamar al PNV la presidencia de la caja a cambio de apoyar la fusión. Un portavoz de la ejecutiva alavesa del PNV emplazó, sin embargo, a los socialistas a que se decanten públicamente y planteó el asunto a inversa: "¿Rojo se puede negar a apoyar la fusión si no le damos la presidencia?", preguntó. Así las cosas, el cabeza de lista del PSE al Congreso por Álava, Ramón Jáuregui, dio ayer una pista de lo que puede suceder en el futuro próximo: "Somos un partido de construcción de mayorías, de seguridad, de estabilidad y de futuro". En su opinión, es muy pronto para "hacer augurios" sobre cómo va a ser el proceso para la elección del presidente de la entidad de ahorros alavesa.
Un primer análisis de urgencia atribuye parte del batacazo a la fragmentación del voto, ya que los socialistas estiman que, en otras circunstancias, habrían recibido apoyos que han ido a CC OO y a la plataforma cultural. El caso es que este revés se ha producido en vísperas de unas elecciones generales en las que el PSE aspira a ganar en Álava. "Es un toque de atención", explican fuentes de la ejecutiva socialista alavesa.
Efectos colaterales
Un mes para olvidar. Los presidentes de la Caja Vital, Gregorio Rojo, y de la patronal alavesa, SEA, Juan José Azurmendi, van a querer borrar inmediatamente de sus memorias un mes horribilis.
Las reacciones en cadena que han generado algunas de sus decisiones les han dejado tocados. La invitación de Gregorio Rojo, presidente de la Vital y vicepresidente de SEA, al máximo representante de la patronal alavesa, Juan José Azurmendi, para encabezar la plataforma impulsada por el PSE para la Vital creó una severa crisis en su entorno profesional y partidista. Primero, uno de los cuatro vicepresidentes de SEA, Luc Theis, abandonó la institución, tras censurar la actuación seguida por Azurmendi.
Después, los resultados de las elecciones han dado la razón a los críticos. La plataforma no ha funcionado como se esperaba. Un contratiempo que, lejos de resarcir a Azurmendi de las críticas que recibió de su propio partido -está afiliado al PNV-, le han dejado en una situación de mayor debilidad ante sus dos organizaciones, la empresarial y la política.
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