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Las estaciones registran menos polución si las rodean árboles

Patricia Ortega Dolz

El maquillaje de los niveles de contaminación de Madrid no se limita a hacer promedios anuales de los datos de las 27 estaciones repartidas por la ciudad, eliminando todos aquellos días (76 en 2007, es decir, uno de cada cinco) en los que el aumento del número de partículas en suspensión (PM 10) se puede achacar a causas naturales como el polvo africano.

Según puede verse en la web del Ayuntamiento, 24 de las 27 estaciones que miden la calidad del aire en la capital están en parques o tapadas por árboles que, según los expertos, técnicos y ecologistas, hacen de pantalla y reducen los niveles de contaminación. "El árbol actúa de sumidero y tapa la contaminación", dice el analista de sistemas meteorológicos Joan Joseph Cavallé. "Tener muchas estaciones es bueno, pero es más importante la ubicación", añade.

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"Las hojas de los árboles absorben parte de las partículas por lo que falsean los niveles registrados", argumenta el técnico municipal socialista de Medio Ambiente del Ayuntamiento. "Podrían disminuir hasta un 20% los niveles", asegura el concejal socialista de Medio Ambiente, Pedro Santín. "Y si a eso le sumas que uno de cada cinco días del año pasado no se contabilizó por el aire africano, los datos que conocemos de los niveles de contaminación están muy desvirtuados", añade Santín.

Mejor separadas

El Ayuntamiento se basa en los anuncios del Instituto Nacional de Meteorología acerca de la llegada del aire africano para restar días del cómputo anual, según explica el responsable de calidad del aire de Ecologistas en Acción, Juan Bárcena. "Se hace una lectura forzada de la directiva europea que recoge una excepción por causas naturales (como podría ser un incendio forestal)", agrega. En su opinión, la ubicación de las estaciones y el hecho de que estén recubiertas por ramas de árboles "sí que puede afectar a los valores".

Xavier Queroll, profesor de investigación del CSIC y especialista en estos temas, dice que normalmente es mejor que las estaciones estén separadas de los árboles para que los valores que recojan sean los correctos, "pero estando cerca de los árboles pueden dar más o menos niveles de contaminación porque, por ejemplo, los plátanos fijan muchas partículas pero cuando hace viento las sueltan de golpe", explica. En opinión de este científico valenciano, Madrid adolece de tener pocas "estaciones de fondo urbano", situadas en zonas periféricas de la ciudad.

La normativa europea establece como máximo 50 microgramos por metro cúbico, superados 51 días en 2007, frente a los 35 que permite la ley.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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