Un imán para las inversiones y el turismo de congresos y negocios
El tren rápido no ha modificado aún el urbanismo de Lleida
La llegada del AVE a Lleida, en octubre de 2003, significó una pequeña revolución para la ciudad desde el punto de vista urbanístico, comercial y de comunicaciones. Una de las ventajas de la alta velocidad es que ha mejorado la movilidad de muchas personas que por motivos de trabajo se desplazan habitualmente a Zaragoza y Madrid, pero no será la panacea anunciada hasta que el tren llegue a Barcelona, destino y mercado natural de muchos leridanos.
El AVE arrancó a menos de 200 kilómetros por hora, una velocidad muy inferior a los 350 prometidos por el anterior Gobierno del PP. En sus inicios lo hizo a una velocidad punta de Talgo y hasta tres años después, los convoyes no pudieron alcanzar los 300 kilómetros por hora, lo cual le ha hecho ganar terreno al avión.
En este momento, el entorno de la estación es un espacio degradado
Ha tenido para Lleida numerosos efectos positivos. Ha servido para atraer inversiones de empresas del resto de España, sobre todo del sector tecnológico, y para potenciar el turismo de congresos y negocios. La llegada del AVE actúa como un revulsivo urbanístico, aunque este aspecto es el que va más retrasado, ya que las principales actuaciones asociadas al Plan Especial de la Estación todavía no se han iniciado. De momento, lo más visible que ha dejado el AVE en la ciudad ha sido una estación renovada y una polémica marquesina de algo más de 400 metros que con el paso del tiempo ha logrado superar el linchamiento inicial de que fue objeto su diseño y estética.
En este momento, el entorno de la estación es un espacio degradado. Desde hace dos años se trabaja en el cubrimiento de las vías en el tramo urbano entre laa calles de les Corts Catalanes y Comtes d'Urgell. La segunda fase de las obras, que afectan al tramo comprendido entre el puente de la calle de Comtes d'Urgell y una pasarela peatonal, se iniciarán en el primer trimestre de 2009. Esta actuación permitirá ampliar hasta 33.500 metros cuadrados la superficie del nuevo paseo ajardinado que se creará en la zona.
Esta demora en la ejecución de las obras proyectadas ha disparado las plusvalías de los terrenos desafectados de Renfe y que servirán para sufragar la inversión pública. El Ayuntamiento de Lleida gestionará 14 hectáreas urbanizables, donde se edificarán 500 viviendas. Entre otras obras proyectadas están pendientes de ejecución el complejo lúdico y comercial de Vialia, que será la nueva puerta de entrada a la estación del AVE; un aparcamiento subterráneo de más de 600 plazas; la reforma de la calle de Roger de Llúria, donde está previsto construir la nueva estación de autobuses; la prolongación de la calle del Príncep de Viana, y un nuevo puente de diseño sobre el río Segre cuyas obras ya se han iniciado.
La transformación de los aledaños de la estación, con más de 111.000 metros cuadrados de nuevas edificaciones, no se acabará hasta dentro de siete u ocho años, un periodo que el Ayuntamiento de Lleida considera normal ya que se trata de una obra de gran impacto urbanístico, el mayor que se ha producido en el centro de la ciudad en décadas.
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