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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El arte de la ficción

J. Ernesto Ayala-Dip

El deseo, la infidelidad, ciertas actividades ilegales, la extrema soledad en el medio urbano (llámense ciudades o urbanizaciones) componen algunos de los indicios con que Clara Sánchez indaga y se interroga sobre nuestro presente. No se trata de usar la novela como método de análisis social, pero sí de mostrar dudas, sensaciones, sospechas, acerca de comportamientos individuales de la sociedad de nuestros días. Dichos comportamientos los enmarca la escritora de Guadalajara en contextos tan concretos como el matrimonio o el medio laboral. Ello ocurre en novelas que van de Piedras preciosas (1989), pasando por El misterio de todos los días (1999) y Últimas noticias del paraíso (2000), hasta llegar a Un millón de luces (2004). El modelo de novelización de Clara Sánchez es un realismo muy puntilloso con la realidad física, como si los objetos y los actos cotidianos tuvieran un sentido y una lógica (o un misterio digno de tenerse en cuenta) dentro de la estructura de las historias. A lo mejor el lector recuerda aquella secuencia de Últimas noticias del paraíso donde el ajetreo y una pormenorizada descripción de objetos de jardín y movimientos de un vecino, todo ello indescifrable, hacen que para Fran, el narrador, dicho vecino le resulte más interesante. Hago hincapié en esta cuestión porque siempre da la impresión de que Sánchez trabaja el calado intimista de sus novelas con la carpintería narrativa apropiada, como si esa carpintería ayudara a hacer más creíble y próximo el alcance de sus reflexiones.

Presentimientos

Clara Sánchez

Alfaguara. Madrid, 2008

390 páginas. 18,50 euros

Más información
Clara Sánchez cruza el umbral de los sueños

Como no podía ser de otra manera, tratándose de una autora que privilegia en sus novelas las realidades más reconocibles, en Presentimientos, su nueva novela, se nos relata la historia de Julia y Félix, un joven matrimonio (con su hijito de meses, Tito) que decide un día tomarse unas vacaciones estivales en la costa mediterránea. Cuando llegan al apartamento que han alquilado, descubren que se han dejado en Madrid algunos alimentos indispensables para Tito. Julia decide coger el coche en busca de una farmacia. Es de noche y Julia se pierde en la laberíntica urbanización balnearia. Pasan las horas y Félix comienza a preocuparse. Así resulta que la policía le comunica que Julia ha sufrido un accidente. De pronto, Félix tiene la impresión de que su vida ha cambiado radicalmente. Félix es un abogado que se desempeña en una compañía de seguros: su trabajo consiste en investigar fraudes y robos que afecten a sus asegurados. Julia trabaja en el bar de un hotel. Allí se ha conocido el matrimonio.

Presentimientos se divide en nueve partes. Cada capítulo de ellas es el relato alternado de Julia y Félix. Una estructura parecida a la de Un millón de luces. La voz que narra es parcial o falsamente omnisciente. Una manera muy sutil de esquivar el peligro confesional o yoísta de las narraciones en primera persona. La voz omnisciente que narra la desolación de Félix por el accidente de su mujer no sabe todo lo que tendría que saber, en su calidad de voz omnisciente, de Julia, a la cual hallamos en una aventura onírica (y erótica, lo cual no es nada casual tratándose de un sueño) en busca de una salida que la devuelva a la realidad. Lo mismo sucede a la inversa. Clara Sánchez ha escrito una muy buena novela sobre la lucha de una mujer contra una obsesión sentimental. No voy a entrar en las implicaciones psicoanalíticas de la historia, que las tiene. (No sé si la autora coincide con Hélène Cixous en que hoy es imposible, desde una perspectiva femenina, escribir sin el psicoanálisis). A mí me interesa destacar en su novela: la precisión en el ensamblaje entre el mundo de lo inconsciente (Julia) y lo consciente (Félix), o lo real y lo onírico que sería en Juan José Millás; un ritmo narrativo que no rechaza la morosidad reflexiva; un suspense novelesco que subraya la naturaleza lesiva de algunas transgresiones y acentúa la indigencia casi apocalíptica por la que atraviesa Julia; el dibujo de Félix con su teoría lombrosiana de los perfiles psicológicos, con el secreto hiriente que sobrelleva y la relación con su hijito; la naturaleza auténticamente ficcional de personajes secundarios como Abel, Angelita y Marcus. A su manera, Presentimientos, para mí su mejor novela, es una historia de amor. No la de Julia con Marcus. No la de los amantes. Que ésta en todo caso lo es de desilusión. Sino la que está pendiente entre dos seres que llevan dos años casados y tienen un hijo. La ensayista lituana Biruté Ciplijauskaité nos recuerda cómo Anaïs Nin no consideraba compatibles introspección y realismo. Clara Sánchez resolvió la ecuación apelando al arte de la ficción.

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