Los gitanos realojados en Pontevedra quieren regresar al poblado de O Vao
Se sienten "hostigados" y "desmoralizados" y sólo van a los pisos para dormir
"Hostigados" y "desmoralizados". Así se confiesan las familias gitanas realojadas en el barrio pontevedrés de Monte Porreiro cuando apenas ha transcurrido una semana desde su polémico desembarco en la ciudad del Lérez. La actitud hostil de los vecinos, comandados por la asociación O Mirador, sumada al marcaje que está llevando a cabo el Ayuntamiento de Pontevedra han provocado que algunos de los chabolistas hayan manifestado ya su deseo de volver al poblado de O Vao.
Aunque, de momento, según explican desde la Fundación Secretariado Gitano, mediadora en este proceso, "sólo lo verbalizan". No obstante, el presidente de la Asociación del Pueblo Gitano, Sinaí Giménez, afirma que no renunciarán a sus nuevas viviendas porque, de tirar la toalla, demostrarían a los payos que son "víctimas fáciles".
Lo cierto es que ya pasan en O Vao la mayor parte del tiempo. Salen por la mañana y no vuelven hasta la noche. Los vecinos de las calles Alemania y Portugal afirman que regresan a las casas "más tarde de las 12 y vuelven con las furgonetas llenas de gente". Los gitanos evitan así "el control exhaustivo" de todos sus movimientos. Pero parece que, por ahora, la resignación gana incluso a "la tentación" de volver a vivir en el poblado, donde se sienten "seguros y arropados", indica Santiago González, director territorial del Secretariado Gitano.
Otra de las caras del conflicto es la preocupación de los vecinos, acrecentada por el hecho de que estos 4 pisos (uno de ellos está aún pendiente de asignar, en la calle Alemania) están en el epicentro social del distrito. Enfrente del edificio de la calle Alemania, adquirido por el Ayuntamiento de Poio, está el IES Luis Seoane, donde estudian en armonía jóvenes payos y gitanos. En la misma acera, apenas a unos pasos, se encuentra el centro cultural donde una joven calé da clases de flamenco a las niñas del barrio. Desde O Mirador reiteran que no es un problema de racismo pero que no quieren "robos ni trapicheos". Hace 11 años, otra familia de O Vao "muy conflictiva" compró terrenos aquí y los vecinos consiguieron que los vendieran "a base de presión vecinal". Entonces, recuerdan desde O Mirador, había 100 gitanos en Monte Porreiro. Ahora, dicen, "hay más de 500".
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