Secuestrados dos técnicos nucleares en la frontera entre Pakistán y Afganistán
ÁNGELES ESPINOSA,
El secuestro de dos empleados de la Comisión de la Energía Atómica de Pakistán ha elevado varios grados la inquietud por la falta de seguridad en las regiones tribales de ese país. Su captura, confirmada ayer por la policía, se produjo el lunes, el mismo día que en otro distrito de la zona, fronteriza con Afganistán, se perdió el contacto con el embajador paquistaní en Kabul, su chófer y su guardaespaldas.
"Los técnicos se dirigían a realizar un estudio geológico cuando fueron secuestrados a punta de pistola junto a su conductor", informó un portavoz policial citado por Reuters. Al parecer su vehículo fue interceptado por unos enmascarados en el distrito de Dera Ismail Khan, colindante con la agencia de Waziristán del Sur, una de las más problemáticas entre las siete áreas tribales. La policía no pudo precisar si los secuestradores eran milicianos talibanes o simples criminales.
Ambas cosas son factibles en una región donde el control del Gobierno parece cada día más difuso. Toda esa franja fronteriza con Afganistán, cuyo desarrollo se ha olvidado durante décadas, se ha convertido en centro de operaciones de los talibanes y Al Qaeda contra el Gobierno de Pervez Musharraf, al que acusan de estar vendido a EE UU.
Los talibanes declararon un alto el fuego unilateral la semana pasada. Sin embargo, ese gesto quedó anulado por la detención en la madrugada del lunes del clérigo Mansur Dadullah, uno de los jefes militares más fieles del líder talibán, Omar. A Dadullah, que perdió una pierna en combate, se le atribuye la dirección de la insurgencia talibán en el sur de Afganistán.
Su detención parece un mensaje del Gobierno. El día anterior, el secretario de Estado norteamericano, Robert Gates, había advertido del peligro de la presencia de miembros de Al Qaeda y talibanes en Pakistán.
La relevancia de Dadullah para los talibanes ha hecho circular rumores de que pretenden canjearlo por Tariq Azizuddin, el embajador secuestrado en el distrito de Khyber. El portavoz del Ministerio del Interior paquistaní, Javed Iqbal Cheema, se negó a comentar esa posibilidad durante una comparecencia ante la prensa. Las autoridades se han mostrado renuentes a reconocer el secuestro de Azizuddin. "Nuestras fuerzas de seguridad han emprendido una operación de búsqueda y esperamos encontrarle pronto", fue lo más lejos que llegó Cheema.
El embajador regresaba a Kabul tras haber asistido a la boda de su hijo. Aunque, a diferencia de los extranjeros, los paquistaníes no necesitan autorización y escolta para atravesar las zonas tribales, a muchos observadores les ha sorprendido que no la llevara. Hace apenas dos semanas que cuatro empleados paquistaníes de Cruz Roja fueron secuestrados en el mismo lugar. "Es un pastún y tiene familia en la zona, tal vez creyó que eso le protegía", declara un embajador.
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