"Estamos muy preocupados porque nos quedamos sin la residencia"

Oussmane Diouff, senegalés de 42 años, es uno de los 60 inmigrantes que se atrevió a denunciar la presunta estafa. Ahora es un privilegiado porque tiene un contrato de trabajo y puede seguir viviendo en Euskadi. El permiso de residencia le caduca el 14 de marzo. La mayoría de sus compañeros afectados por la actuación de los imputados se halla ahora sin contrato y en marzo vuelven a la irregularidad. "Están muy preocupados", afirma tras salir a mediodía de su trabajo en una tienda de Bilbao.

Diouff considera "decepcionante" lo ocurrido en estos más de dos años. "Esperábamos que con la denuncia se iba a solucionar nuestra situación", afirma en alusión a los artículos de la ley de Extranjería que así lo prevén. "Menos mal que hemos tenido el apoyo de Harresiak Apurtuz", enfatiza.

Incide en que todos ellos son trabajadores, "que, como otros, cuando tengamos un problema, vayamos a un lugar donde quejarnos". "Queremos trabajar para vivir, porque alguien no han engañado, nos ha ofrecido un contrato y luego nos los ha n denegado".

Diouff sólo pide que les devuelvan el dinero que pagaron a los abogados y asesores. Todavía lamenta la situación de otro senegalés, también estafado, que tuvo que regresar a su país "porque estaba enfermo. Y ahora no puede volver, aunque tiene aquí los papeles, pero le falta un visado para venir".

Lo que más les duele es la pasividad de la Administración. "Vamos a Gran Vía [sede de la Seguridad Social donde se tramitan los permisos de extranjería] y nos envían a la Policía y aquí nos dice que vayamos a Gran Vía". Él y sus compatriotas dicen haber comprobado que están en un Estado de Derecho "donde todos somos iguales pero que luego la realidad dice otra cosa".