Así se gana
"Es un orgullo ganar así", dijo Aíto recién terminada la Copa del Rey. Frase sencilla, pero con una palabra fundamental: "Así". En esas tres letras se encierra por qué el merecidísimo triunfo del Joventut ha generado una corriente de entusiasmo que traspasa los límites de su afición. Vías hacia el éxito hay muchas, pero no todas suscitan las mismas adhesiones y reconocimientos. Sin ir más lejos, el club de fans de la selección italiana de fútbol, campeona del mundo, sigue desierto fuera de Italia.
Este fin de semana, en Vitoria, hemos podido ver diferentes estilos de juego y de modelos de club. Incluso alguno llegó sin estilo ni modelo conocido, como el Barça, y así le fue. Siendo algunos defendibles, es el del Joventut el más sugerente. Por varias razones. Desde la composición de la plantilla, en la que prima el material autóctono, con la consiguiente ventaja para la necesaria identificación con el aficionado, hasta la forma en la que Aíto ha ido perfilando su estilo. Una manera de entender el baloncesto que suele convertir sus partidos en algo festivo, refrescante, alejado totalmente del trabajo en una mina que transmiten otros. El entrenador verdinegro lo ha razonado alguna vez aduciendo que no tiene material para hacerlo de otra forma, quizás más pensada o especulativa sobre todo en tareas ofensivas. Bendito déficit del que hay que alegrarse. Tampoco tendrían que cambiar las cosas si contase en sus filas con mayor talento y madurez. Ahí está la selección española, con la que le unen cuestiones como el arrojo, la valentía, el dinamismo, la velocidad y un envidiable descaro con aires juveniles.
Todo ello acaba despidiendo un aroma revitalizante con el que terminas identificado y, de paso, te cuestionas por qué no hay tres o cuatro Joventut en la Liga ACB. ¿O son los únicos que tienen cantera en la que poder confiar y jugadores para hacer disfrutar?
Un apunte sobre la doble R. Rudy estuvo enorme el viernes y el domingo, pero anduvo demasiado ofuscado el sábado ante el Madrid, por lo que ahora no habría nada que celebrar individual ni colectivamente si no llega a ser por sus compañeros. Su gesto al recibir el MVP señalándoles tenía todo el sentido. Por cierto, ¿qué le han dado a Edu Hernández-Sonseca en Badalona o qué no le dieron en el Madrid para tamaña transformación? Un misterio. En cuanto a Ricky, no sería bueno convertir en oro todo lo que hace. Teniendo en cuenta su edad, 17 años, estuvo extraordinario. Olvidándose de ella, su rendimiento se antojó irregular. Le queda tanto por mejorar que demasiado halago es peligroso, incluso para una cabeza tan bien amueblada como la suya. Pero de eso ya se encargará Aíto. Uno de los grandes artífices del "¡así, así gana el Joventut!".
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