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Reportaje:

El último pionero

Muere Tony Rolt, único superviviente de la primera carrera de F-1 en Silverstone, en 1950

Su nombre podría pasar inadvertido en la fórmula 1. No fue un gran piloto. Pero, cuando la semana pasada falleció, a los 89 años se había convertido ya en el último superviviente de los que compitieron en 1950 en la primera carrera de F-1 que se disputó en Silverstone. Tony Rolt (Bordon, Reino Unido; 1918) disputó con su ERA tres grandes premios sin ganar ningún punto. Pero a los mandos de un Jaguar C logró, junto a Duncan Hamilton, la victoria en Las 24 Horas de Le Mans en 1953.

Cuando eso ocurrió, la parte más interesante de su vida había ya transcurrido. Hijo de un brigada, Rolt estudió Ingeniería y acabó enrolándose en la Brigada del Rifle, con la que en 1940 fue destinado a una misión en las líneas alemanas en Francia. Colaboró en la defensa de Calais y luchó contra la 10ª división Panzer para retrasar su ataque a Dunkerque.

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Al final, sin embargo, cayó prisionero y se convirtió en una pesadilla para los alemanes. Estuvo en varias prisiones e intentó escapar de todas hasta que ingresó en el penal de alta seguridad del castillo de Colditz. Y allí ideó, junto a otro lugarteniente, Goldfinch, un plan de escapatoria descabellado.

Goldfinch encontró en la librería de la prisión un manual para construir una nave aérea y decidieron fabricarla. Una noche levantaron un muro en una de las habitaciones de la parte alta del edificio sin que los alemanes lo descubrieran. Y un equipo de unas 50 personas comenzó a desarrollar el proyecto, siempre con luz artificial. La nave debería ensamblarse en una terraza justo el día en que decidieran escapar. Rolt fue uno de los dos elegidos para subirse al artilugio.

Todo parecía dispuesto para la última gran escapada, cuando las fuerzas norteamericanas liberaron el castillo. La nave nunca llegó a volar y nadie sabe si realmente lo habría hecho o si sus tripulantes se habrían estrellado. Pero Rolt fue distinguido con la Cruz Militar y ascendido a mayor.

Transcurría 1945 cuando regresó a Gran Bretaña y decidió reabrir un capítulo que había aparcado: el de piloto. Cuando en 1950 se creó el Mundial de F-1, Rolt y su amigo Peter Walker compartieron el ERA E con el que lograron colocarse en la décima posición de la parrilla en Silverstone. Su aventura duró cuatro vueltas, antes de que rompieran la caja de cambios. Tampoco tuvieron suerte en 1953 y 1955, las otras dos carreras que disputó en el mismo circuito británico.

Era probablemente mejor piloto de resistencia. Además de su victoria, concluyó segundo en Le Mans en 1954. Decidió abandonar las carreras un año después, cuando presenció el fatal accidente del Mercedes 300 SLR de Pierre Bouillion que costó la vida a 90 espectadores.

Después dedicó sus pasos al desarrollo de vehículos con tracción en las cuatro ruedas. Y colaboró en la construcción del único coche de estas características con el que Sterling Moss logró la victoria en la Gold Cup de Oulton Park de F-1. Rolt sobrevivió a su esposa y a una de sus hijas. Pero otros tres hijos acudieron a su entierro.

Tony Rolt (el tercero por la derecha) abraza, subido a su Jaguar, a su esposa tras ganar Las 24 horas de Le Mans en 1953.
Tony Rolt (el tercero por la derecha) abraza, subido a su Jaguar, a su esposa tras ganar Las 24 horas de Le Mans en 1953.AP

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