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Reportaje:

Un urbanismo favorable al negocio

Los cambios en el PGOU de Valencia han restado dotaciones y espacio público

Sara Velert

La Valencia futura se dibuja sobre los mapas de un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que romperá la barrera del viejo cauce del Turia y crecerá a costa de 250 hectáreas de huerta. Del futuro PGOU solo se conocen las líneas principales. El plan aprobado hace 20 años acumula 200 modificaciones, algunas de envergadura y polémicas. En no pocos casos, recalificaciones, planes de reforma interior y alteraciones del uso previstas en el plan han inclinado la balanza del lado del interés privado, y han restado espacio público, huerta y dotaciones a los barrios. Estos son los ejemplos más destacados que han marcado el debate en torno a la gestión urbanística del gobierno del PP en los últimos 17 años.

Edificios históricos como Tabacalera han cambiado de uso y de manos

- Cemento sobre la huerta. La Zona de Actividades Logísticas (ZAL) diseñada para el puerto a mediados de los noventa, entonces apoyada por los socialistas, implicó la pérdida de 70 hectáreas de huerta protegida y la expulsión de 200 vecinos de La Punta, con la promesa de realojos. La ZAL aún no está en marcha. El segundo bocado a la huerta preservada en el PGOU lo ha dado el proyecto de Sociópolis, con 2.614 pisos sociales y 462 de renta libre en la pedanía de La Torre.

- Todo por el fútbol. El doble pelotazo del Valencia CF se diseñó a medida del club. Su presidente, Juan Soler, ha logrado vía libre para vender el suelo de Mestalla -pasa de deportivo a residencial- y construir un nuevo campo sobre una parcela deportiva pública que se privatiza en la avenida de las Cortes Valencianas. En el club calcularon ingresos de no menos de 300 millones por el suelo de Mestalla, aunque la primera subasta quedó desierta. El lote se lo ha quedado Soler por los 90 de salida.

- Patrimonio que cambia de manos. Importantes edificios históricos han cambiado de manos y de uso. El caso más sonado ha sido el de la antigua fábrica de Tabacalera, que se convertirá en sede administrativa del Ayuntamiento tras la permuta firmada con el grupo Ballester. La constructora cede la fábrica sin rehabilitar a cambio del derribo de naves laterales, sobre cuyo suelo construirá pisos. La plusvalía empresarial alcanza 170 millones.

Más casos. La Lanera, en el mismo entorno, ha pasado de ser un edificio de uso público a hotel de lujo. Igual que el balneario de las Arenas. El PP llegó a decir que los valencianos de a pie podrían usar la piscina del hotel.

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- Pérdida de parcelas escolares y otras dotaciones. La ciudad ha perdido parcelas educativas a golpe de cambios del PGOU. Los socialistas cuentan un total de 17 parcelas que han cambiado de uso para convertirse en dos iglesias, instalaciones deportivas, una sede de la Universidad Popular, dos centros de salud y un polideportivo. Otros tres terrenos fueron permutados en un ventajoso convenio a una constructora para viviendas. Tres solares más pasan a manos de los promotores para hacer pisos como forma de pago de una sentencia desfavorable al Ayuntamiento. La Iglesia católica también gana: ha obtenido siete solares con el convenio de cesión de L'Almoina. Además, un terreno previsto como jardín se ha borrado del PGOU para ampliar un club de tenis privado.

- Un hospital en suelo deportivo. La nueva Fe se construye en una parcela de 100.000 metros cuadrados destinados a uso deportivo. Se compensa con un terreno cercano de 15.000 metros.

- Una nueva ciudad. La Ciutat de les Arts i les Ciències original perdió su torre de comunicación y ganó el Palau de les Arts. Los sucesivos cambios han concentrado edificabilidad pendiente en una parcela en la que el Consell pretende que se construyan cuatro rascacielos diseñados por Calatrava. El proyecto, de un alto coste, tropieza con una planificación municipal que previó una reserva de vivienda social en un entorno que ahora cotiza muy alto.

- La gran avenida. El plan de El Cabanyal está pendiente del Supremo tras años de confrontación con los vecinos que se resisten a que la prolongación de Blasco Ibáñez destruya la trama del barrio y atraviese un entorno declarado Bien de Interés Cultural.

- Torres en el parque. El Parque Central ya figuró hace 20 años en el planeamiento, con menos edificabilidad. La decisión del Gobierno del PP en 2003 de que la ciudad aportara su parte de financiación al soterramiento de vías férreas con plusvalías urbanísticas ha llevado a aumentar esa edificabilidad, que se visualiza en cuatro rascacielos.

- De cárcel a centro administrativo. El PGOU reservó la cárcel Modelo para servicio público sociocultural, pero la Generalitat lo convertirá en administrativo.

- Un hotel junto al Botànic. El plan aprobado por los socialistas otorgó edificabilidad al solar de Jesuitas, junto al Jardí Botànic. Varios constructores aceptaron parcelas en otros puntos a cambio de no construir en el solar. Uno de ellos, Antoni Mestre, ha mantenido su exigencia de levantar un hotel. El conflicto sigue.

- Pistas de esquí. El suelo urbanizable que el PGOU dibujó para la futura Ciudad del Transporte va camino de convertirse por la vía de la recalificación en 2.000 pisos y un centro comercial con pista de esquí artificial.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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