Rouco Varela evita la polémica en la consagración de su sobrino como obispo

"Les remito a lo que diga en la homilía". Con esta lacónica frase marcó distancias con los periodistas el cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, cuando ayer llegó al palacio episcopal de Lugo para visitar a su sobrino, Alfonso Carrasco Rouco, al que poco después consagró como el obispo 101 de la diócesis lucense. De paso, Rouco se garantizó un voto para su intento de reconquistar la presidencia de la Conferencia Episcopal Española.

"La Iglesia vive de su interior, lo demás es irrelevante" dice Martínez Camino

Hasta Lugo se desplazó una parte importante de la más alta representación del estamento eclesiástico, con el portugués Manuel Monteiro como Nuncio Apostólico al frente de una comitiva integrada por una veintena de obispos, cinco arzobispos, tres cardenales y 400 sacerdotes, en tanto que la parte política estuvo encabezada por el conselleiro de Presidencia, José Luís Méndez Romeu, por delegación del presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño.

Ninguno de los asistentes se saltó el guión y todos evitaron cualquier frase que pudiera dejar en un segundo plano la consagración. Tan sólo la Iglesia estuvo presente en los mensajes y cualquier otro aspecto ayer era "absolutamente irrelevante", tal y como sostuvo el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino.

"¿Qué le parece lo apuntado por José Blanco de revisar la financiación de la Iglesia?", le preguntaron en más de una ocasión a Martínez Camino, pero éste siempre respondió lo mismo: "Hoy no hablamos de otras cuestiones que no sean lo que nos trae aquí, Lugo, y es que la Iglesia tiene un nuevo pastor". "La Iglesia", matizó Camino, "no vive de cosas exteriores, vive de su corazón interior y todo lo demás es absolutamente irrelevante".

También abogó por "olvidarse de polémicas" el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, quien pidió que "no se extralimiten las cosas", aunque remarcó que la preocupación de los obispos es tratar de "ir ofreciendo aquellas orientaciones precisas que entendemos que son oportunas y nada más".

En la misma línea se manifestó el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, quien subrayó que ante un acto de tanta solemnidad las diferencias de días atrás quedan "aparcadas". La Conferencia Episcopal está, desde hace una semana, en el centro de la precampaña electoral, tras haber pedido que no se vote al PSOE.

Luego llegó la homilía de Rouco Varela, en la que no hubo ni la más mínima alusión a la política social del Gobierno o cualquier aspecto que no estuviera estrictamente vinculado a la solemnidad. Tan sólo abandonó esta base argumental cuando se dirigió a su sobrino para recordarle el apoyo familiar que encontró en su vocación sacerdotal. Rouco recomendó a su sobrino, al que en varias ocasiones se refirió como "querido Alfonso", ejercer la nueva tarea episcopal con "humilde sencillez", no sin antes aseverar que su servicio sacerdotal y su trabajo, en la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid, le ayudaron a profundizar en la comprensión intelectual de la Iglesia "por la vía de la reflexión teológica y de nuevas experiencias espirituales y apostólicas".

En su primera intervención como obispo, Carrasco Rouco dio las graciasa los presentes por el trato recibido y ofreció "colaboración leal en el servicio al mayor bien de Lugo". El nuevo prelado lucense nació el 12 de octubre de 1956 en Vilalba (Lugo) y fue ordenado sacerdote el 8 de abril de 1985.