Las cuencas del Llobregat y Ter entran en el nivel 2 de emergencia
Las lluvias del fin de semana no han impedido que la sequía cumpla el guión más pesimista. El sistema Ter-Llobregat, que nutre de agua a Barcelona y Girona, principalmente, entró ayer en fase de excepcionalidad 2. Esta nueva situación limita el consumo de agua potable a un solo uso: el abastecimiento doméstico. Ni piscinas, ni riegos, ni fuentes que no dispongan de cierre automático. La medida afecta a todos los municipios que beben de este sistema, mientras que las zonas de Lleida y Tarragona, que se abastecen de agua de la cuenca del Ebro, quedan exentas.
El nivel 2 se alcanzó después de que la Agencia Catalana del Agua (ACA) actualizara, como cada 15 días, la evolución de la sequía. Esta medida se aplica cuando el sistema Ter-Llobregat acoge menos de 145 hectómetros cúbicos. La medición de la ACA situó el sistema en 144,59, cerca del 24% de su capacidad. Y bajando. "Tendría que llover mucho más para que repercutiera en los embalses", apuntó un responsable de la ACA. "La tierra está demasiado seca y el agua que cayó quedó retenida en la superficie", añadió. Este cauce entró en el nivel 1 de emergencia el 16 de abril del año pasado. La próxima situación, destacada en los informes del departamento en fulgurante rojo y bajo el epígrafe "emergencia", se alcanzaría si el Ter-Llobregat se quedara al 20% de su capacidad.
Nieve estéril
La esperanza en la nieve, que se atisbaba como el último cartucho contra la sequía, se diluye a medida que avanza el invierno. Hasta hoy la única nevada importante -y cercana a las fuentes que sustentan el Ter y el Llobregat- cayó el pasado 4 de enero. Los fuertes vientos y el progresivo aumento de las temperaturas, explicó la ACA, hicieron imposible su aprovechamiento.
Los 17 meses sin precipitaciones importantes que acumula Cataluña han hecho que numerosos municipios recurrieran al suministro de agua por cisternas. La entidad de Medio Ambiente del área metropolitana de Barcelona, por su parte, anunciará hoy nuevas medidas para afrontar la sequía. Pese a que las enojosas restricciones domésticas no se aplicarían hasta junio, la Generalitat parece considerar, cada vez más cerca, barcos cargados de agua dulce rumbo al puerto de Barcelona.
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