"Si ganara el Goya, lo pondría con mi copa de fútbol"

Hoy ha habido excursión al teatro. Así que Roger y sus compañeros bajan en tromba del autobús con el tiempo justo de lavarse las manos y sentarse en el comedor. Acaba de ver Little Red Robin Hood, una representación de cuentos en inglés, y está como una moto.

"Imagínate a una Caperucita rapera y a un lobo bueno haciendo el tonto, una pasada", explica mientras se descoyunta imitando a los personajes. Con los nervios, no ha probado el bocata de Nocilla y se ha olvidado del batido que le puso su madre en la mochila. Pero Roger, de nueve años, no tiene hambre. Nunca tiene hambre.

El protagonista de 'El orfanato' tembló de miedo cuando le dejaron ver el filme

"Me gusta el comedor para estar con los amigos, pero comer es un rollo", confiesa. Y eso que las lentejas y el pollo de hoy no son lo peor que le pueden poner delante a este escolar de cuarto de primaria que el domingo aspira al Goya al actor revelación por su papel en El orfanato. "La carne se me hace bola, el pescado no me gusta y las espinacas... puaj". Laura, la monitora, sabe bien lo que puede durar un cacito y medio de lentejas enfriándose en un plato de Arcopal. Pero hasta que no se ve el fondo no le retira la ración al desganado Roger Príncep (Príncipe) Coronado. Aquí no hay títulos que valgan.

El que podría ser la estrella del colegio público El Farell de Caldes de Montbui, un pueblo a 40 kilómetros de Barcelona, no quiere oír hablar del asunto. "Si le preguntas algo del cine, se tapa los oídos y se pone a cantar", sopla Álex, uno de los íntimos del artista. Un niño bajito, con la cabeza llena de caracoles, la mirada de miope reciente y la voz ronca de tanto charlar que comparte al menos una cosa con su personaje. Roger es huérfano. Su padre, mago, falleció en accidente antes de que él naciera. Sin embargo, acudirá a la gala de los Goya "con tres mamás". Lidia Coronado, la suya de toda la vida; Belén Rueda, su madre adoptiva en El orfanato, y Maribel Verdú, su progenitora en Los girasoles ciegos, de José Luis Cuerda. ¿Sabe que Blanca y Maribel compiten por el Goya a la mejor actriz? "Sí". ¿Por quién apuesta? "Por las dos". ¿Quién es la más simpática? "Las dos". ¿Y la más guapa? "Las dos igual".

Vaya, parece que el pequeño Príncep es tan diplomático como el traje que llevará en la gala: "Uno como de comunión, con unas rayas finitas y una corbata roja". Roger lleva un rato haciéndole la autopsia al pollo. Picotea un lado y deja el otro intacto por si cuela, pero la monitora voltea el muslito sin contemplaciones. Esta Laura le consiente menos que la de El orfanato. Hace poco que le dejaron ver la película. "Lo que más miedo me dio fue Tomás", su amigo imaginario. "Estuve días durmiendo con mi madre. No quiero más miedo, me gustaría hacer una peli de risa".

-¿Si le dan el Goya, qué hará?

-Lo pondría en mi cuarto, con la copa que ganamos al fútbol, pero no me lo puedo llevar a casa.

-¿Y eso?

-Porque tienes que pagar 1.000 euros. Me lo dijo el Ventura Pons. Pero me da igual, si gano me hago una foto con él y ya está. Total, ¿qué es?, ¿una copa? Si fuera pasta...

La piña de Roger es la última en desaparecer. Estampida general. Hay campeonato de baldufa (peonza) en el patio. El colegio fomenta los juegos tradicionales. Da igual. La Nintendo DS, la Wii y la PSP le esperan en casa.