¿Crisis, recesión o cambio de cetro?
Davos se pregunta si las turbulencias abren el paso a China e India
"Oyendo los debates en Davos te dan ganas de buscar un edificio para tirarte desde lo alto". Así definió John Snow, ex secretario del Tesoro de EE UU, el ambiente que ha presidido esta semana el Foro Mundial Económico que cada año reúne a más de 1.000 altos ejecutivos de empresa, políticos y académicos en esta estación alpina del corazón de Suiza.
Davos, como se conocen genéricamente los debates, ha estado dominado por la crisis. El debate más puramente empresarial se ciñó a la disyuntiva recesión o simple crisis financiera y a la necesidad de más regulación o únicamente más transparencia en los mercados. El debate más político o ideológico apeló a cambios más profundos e incluso el traspaso de poder a favor de la emergencia de la India y China. "Esto es el final de Wall Street", se llegó a oír.
John Snow: "Oyendo los debates te dan ganas de buscar un edificio para tirarte"
Aunque los empresarios temen sobre todo a la recesión, muchos apostaban por un más prudente enfriamiento. "La economía es más fuerte que en el pasado gracias a la globalización, el mundo está mejor conectado, estamos mejor preparados", aseguró Ben Verwaayen, consejero delegado de BT. "Se está dando una corrección a los malos créditos, a los malos pagadores. Lo destacable es la rapidez y el efecto del ajuste respecto a anteriores procesos", opinó Snow. "Los fundamentos económicos de EE UU son fuertes y esperamos que siga el crecimiento", afirmó el subsecretario Robert Kimmit.
El financiero y filántropo George Soros fue uno de los más provocadores, pero brilló más denunciando problemas que aportando soluciones. "La actual crisis es una culminación de un superboom de más de 60 años. El sistema tuvo tanto éxito que la gente empezó a creer en lo que el ex presidente de EE UU Ronald Reagan llamó la magia del mercado, y que yo llamo fundamentalismo de mercado. El superboom se fue de las manos cuando los nuevos productos se volvieron tan complicados que las autoridades ya no podían calcular los riesgos y empezaron a depender de los métodos de gestión de los propios bancos. Igualmente, las agencias de calificación dependían de la información que les hacían llegar los generadores de los productos sintéticos. Una dejación de responsabilidad", dijo el financiero.
El economista Martin Wolf sitúa el origen de la crisis en una sucesión de factores: "Los desequilibrios macroeconómicos jugaron un gran papel en la toma de decisiones de política monetaria. Éstas, a su vez, llevaron a la burbuja de la vivienda y a enormes excesos financieros. Ahora los responsables de esas políticas se ven forzados a afrontar los síntomas lo mejor que pueden. Pero tienen que afrontar las causas subyacentes". Afrontarlas, ¿cómo? "Hay que mirar con mucha calma qué regulaciones son necesarias, sin llegar a conclusiones precipitadas. Ni el Gobierno ni el Congreso queremos regular más de lo necesario", tranquilizó el americano Kimmitt. El presidente del Banco Central Europeo estuvo más ambiguo y un punto amenazante: "La regulación se tiene que actualizar de modo permanente para ponerse al día respecto a la creatividad e innovación de los mercados financieros", advirtió Jean-Claude Trichet.
Los empresarios prefieren la vía de la transparencia. "No creo que sea una cuestión de regulación. El mercado se regula a sí mismo cuando salen nuevos productos", sostuvo Wes Edens, consejero delegado de la estadounidense Fortress Investment. A juicio de James Dimon, consejero delegado de JP Morgan, la mejor vacuna es una buena contabilidad. "Soy un fanático de la contabilidad. No podemos ver cada error como algo terrible", dijo, "pero los inversores han de conocer los riesgos que corren". "Hay una severa falta de transparencia en algunos instrumentos financieros", coincidió Duncan Niederauer, de NYSE Euronext. A juicio de Kishore Mahbubani, director de una escuela de Políticas Públicas de Singapur, lo que estamos viviendo en realidad es una alternancia de poderes. "Qué poca gente se ha dado cuenta de que esto es el fin del dominio de Wall Street", argumentó provocadoramente. "Volvemos a lo que ha sido lo normal en la historia: que las grandes economías son China y la India.
La revolución industrial mejoró en un 50% el nivel de vida de los europeos; lo que está pasando ahora en Asia lo multiplicará por 10.000. Los asiáticos viven una explosión nuclear de confianza en ellos mismos".
Cheng Siwei, vicepresidente de la Asamblea Popular de China, fue más moderado. "El cambio va a tomar muchos años. Hay cuatro etapas: primero exportamos bienes, luego manufacturas, luego capital, y finalmente conocimiento", explicó. Suya fue una de las mejores frases de la semana: "Los chinos ahorran hoy el gasto de mañana, y los americanos gastan hoy los ahorros de mañana".
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