El Príncipe que yo conozco
Políticos, sindicalistas, escritores y científicos ofrecen su visión de Felipe de Borbón, que el miércoles cumple 40 años, se entrena para ser rey y le gusta que le hablen claro
Tras una jornada agotadora repleta de actos oficiales, a altas horas de la noche, Felipe de Borbón y Grecia repasa con minuciosidad las que serán sus palabras del día siguiente. Hasta el último momento hace anotaciones manuscritas sobre las cuartillas. Es un hábito que no descuida en vísperas de cualquier intervención pública. "Es un hombre ordenado y minucioso, cualidades que yo valoro mucho", asegura Manuel Marín, presidente del Congreso. Sus discursos acostumbran a ser breves. Es una medida del tiempo muy prudente, quizá porque las palabras de un heredero de la Corona no deban llamar la atención de los titulares de prensa ni puedan estar por encima de la palabra del Rey. Así que cada frase está contenida. Sin embargo, desde hace no mucho tiempo, de forma perceptible desde que es un hombre casado, Felipe de Borbón se toma la libertad (un bien preciado en un hombre atado a un destino desde el mismo día en que nació) de tomar prestados los versos de algún poeta para introducirlos en sus discursos.
Le persigue una imagen, repleta de formalismo y frialdad, muy diferente a la que manifiestan quienes le tratan
Su interés por la ciencia y el medio ambiente es notorio. Lo sabe muy bien Carlos Martínez, presidente del CSIC
"Yo, que no soy monárquico, reconozco que si hubiera que votarle lo haría", dice Fernando Savater
Es un detalle sutil que ha escapado al escrutinio de la prensa, ávida de adjetivos ruidosos que nunca encontrará en sus palabras. "Mas de qué sirven nuestras vidas / si no enriquecen otras vidas", leyó el príncipe de Asturias, citando al poeta José Hierro, en el discurso pronunciado en el teatro Campoamor el pasado 26 de octubre. De esa forma tan refinada establece alguna diferencia quien está obligado a permanecer en segundo plano, dispuesto para cuando llegue el momento, en una reserva que no debe ser pasiva. "Es un gran lector, y lee mucho y bien poesía", dice Graciano García, presidente de la Fundación Príncipe de Asturias, quien señala a don Felipe como "uno de los líderes del mundo que más cita a los poetas en sus discursos". "Son citas que elige y siente", matiza. Ese mismo discurso terminó con delicadeza. Don Felipe manifestaba su empeño por mantener "la ilusión nunca vencida de seguir haciendo ese camino; un camino que nunca ha sido fácil y que va al encuentro de las más altas metas, pues cuando ellas no existen sólo se escucha el estéril paso de la rutina y la voz de lo insignificante".
De la misma manera que unos versos prestados establecen una discreta diferencia en sus discursos, también una parte de su actividad durante los últimos 12 años, los que van desde la finalización de sus estudios hasta hoy, ha estado encaminada no sólo a afianzar su preparación y a conocer la realidad del país en el que ha de reinar algún día, sino también a darse a conocer sin alterar las distancias. Ese difícil equilibrio no ha impedido, sin embargo, que aún hoy una amplia mayoría de españoles no sepa muy bien cómo es en realidad el príncipe de Asturias. Una imagen algo rígida todavía le persigue, repleta de formalismo y frialdad, muy diferente de la que manifiestan quienes han podido convivir con él en los últimos tiempos.
Felipe de Borbón, que el miércoles cumplirá 40 años, está destinado a ser algún día Felipe VI, rey de España. Será el primer rey español con título universitario, educado en la escuela pública, completada su formación en una universidad norteamericana. Será, por tanto, hijo de su tiempo. Cursó sus estudios de preescolar, EGB y BUP en el colegio de Los Rosales, muy próximo al palacio de la Zarzuela. Habla francés e inglés (que utiliza para conversar con la familia de su madre). En 1984 ingresó en el Lakefield College School de Toronto (Canadá), donde realizó la SAT (Scholastic Aptitude Test, el equivalente al COU español) de acceso a las más prestigiosas universidades, y de allí a la universidad, primero en la Facultad de Derecho de la Autónoma de Madrid y más tarde en Estados Unidos, donde se graduó con un máster en relaciones internacionales en la Universidad de Georgetown (Washington DC). Hace 12 años que empezó su actividad concreta como heredero. Hace 12 años que dijo, tras regresar de Washington, que "ser heredero no significa estar a la espera, ser heredero es prepararse para ser rey".
Su actividad desde entonces ha estado encaminada a consolidar su preparación para esa tarea. Se ha prodigado en actos institucionales, ha empleado el tiempo que ha considerado necesario en encontrar pareja, se ha casado, ha tenido dos hijas -las infantas Leonor y Sofía- y con la "constancia terca del mar contra la orilla", como él mismo dijo con otros versos prestados en un discurso, Felipe de Borbón no ha desaprovechado ninguna ocasión (tanto en público como en privado) para tomar el pulso a la realidad e ir dejando huella de sus inclinaciones.
"Yo ya tengo muchas tablas para darme cuenta de si alguien que se dirige a mí lo hace habiéndose preparado una chuleta", dice José María Hidalgo, secretario general de Comisiones Obreras. "Habré tenido una media docena de contactos con don Felipe, algunos de ellos de carácter privado, y estoy convencido de que su discurso no es precocinado. Lo que sí puedo decir es que es un hombre de su tiempo muy concienciado sobre los problemas de los jóvenes de su generación, que es distinta de la mía. Es un hombre comprometido con lo que hace, que está imbuido de su papel, que se lo cree porque ha sido educado para ello. En otros aspectos es un hombre que me parece cálido, que no establece barreras para comunicarse con él, agradable, positivo", señala Fidalgo, que termina con un "me cae bien". Su colega Cándido Méndez, secretario general de UGT, expone una opinión muy parecida. "Tenía de él una imagen superficial que he rellenado. Es un hombre ávido por conocer, muy puesto al día, sobre todo en temas de globalización. No es un marciano. Es sencillo y directo, mejora al natural. En algunas ocasiones ha sido muy amable conmigo y me ha hecho sentir cómodo. Tengo que reconocer que los sindicatos hemos tenido un reconocimiento, tanto por parte del Príncipe como de su padre, que echamos en falta en otras instituciones".
"Le gusta que le hablen claro. Yo he hablado con él del País Vasco, que es uno de los temas que más me preocupan, y he visto que tenía una idea muy formada y que tenía ganas de saber de primera mano lo que allí pasa. No se hace el sabio". "Yo, que no soy monárquico", añade Savater, "reconozco que no tendría inconveniente en votarle. Cumple bien su papel. Como sucede con la salud, las monarquías, cuanto menos se hable de ellas, mejor". Y añade: "Le conocí cuando me dieron el Premio Cuco Cerecedo", recuerda el filósofo Fernando Savater. "Entonces todavía estaba soltero. Había una cena y nos sentaron juntos. Lo pasamos muy bien. Yo, que soy un poco ganso, me puse a contar chistes y nos reímos mucho. Tiene un gran sentido del humor. Es una persona muy inteligente que se interesa por todo. Luego nos hemos visto en alguna ocasión en casa de amigos. Se nota que es una persona muy preparada, atenta, que tiene la cabeza donde debe tenerla, curioso e interesado".
Su papel institucional le obliga a no tener que ser protagonista. Así lo entiende Miguel Ángel Cortés, que fue secretario de Estado de Cooperación Iberoamericana con el PP: "El titular es el Rey, y él cumple con su papel de heredero, pero en su relación con Iberoamérica ha demostrado que no sólo actúa para sustituir al Rey. He viajado mucho con él, y recuerdo los momentos de tensión que vivimos en la toma de posesión del presidente colombiano Álvaro Uribe, durante la cual hubo 22 muertos. Teníamos que atravesar la plaza para ir al palacio. La seguridad nos recomendaba marcharnos. Pero el Príncipe preguntó: '¿Los actos se han suspendido?'. Cuando supo que no, dijo: 'Entonces, nos quedamos'. La seguridad insistió en su recomendación. Yo tercié: 'Es que los príncipes no tienen miedo'. Él sonrió".
Trinidad Jiménez, actual secretaria de Estado para Iberoamérica, destaca su aplomo a la hora de saludar a Hugo Chávez poco tiempo después de su conflicto con el Rey. "Estuvo educado, pero serio. Supo solventar una situación difícil". Sus viajes a Suramérica ponen de manifiesto su resistencia física para soportar largos viajes, horas de recepciones y la diferencia horaria. Los demás estamos destrozados y él encuentra tiempo para repasar sus intervenciones mientras los demás dormimos".
"Le he podido conocer bien y he percibido un dato muy positivo", señala Manuel Marín, presidente del Congreso. "Ha recibido una educación muy esmerada. Ha tenido una formación en el extranjero y ha trabajado en instituciones internacionales. Así que mi primera conclusión es que está muy bien preparado. Me da la sensación de que disfruta mucho de su pareja y su familia, y que cuando le toque tendremos a una persona preparada para ser rey".
La escritora Elvira Lindo entra en aspectos más personales. "Como muchos españoles, me había hecho una imagen de él que ha cambiado completamente. Desde la primera vez que le conocí descubrí rasgos en su forma de ser muy cautivadores, muy a la vista. Es una persona sosegada, ecuánime, que conoce muy bien el país donde vive y que tiene una dulzura en el trato que me recuerda mucho a su madre. Está muy educado en la idea de prestar un servicio y que no lo tiene todo regalado. Me parece una persona con templanza para vivir en un país como España, para encajar lo que se diga de él", termina Elvira Lindo. En este punto coincide Graciano: "Es un hombre bondadoso, y, utilizando palabras de Unamuno, puedo decir que me parece un hombre de buena memoria y mejor olvido".
Cuando viaja por España, la preparación de sus actos respeta una serie de detalles muy personales. Francisco Granados, vicepresidente de la Comunidad de Madrid y secretario general del PP, recuerda los preparativos de una visita oficial. "Preparamos juntos cuatro visitas a la comunidad. Quiso que no todas las ciudades elegidas fueran de ayuntamientos del PP, así que nos decidimos por las cuatro grandes poblaciones de la región: Alcalá, Alcorcón, Fuenlabrada y Leganés, dos del PP y dos del PSOE". "Desde el principio", recuerda Granados, "dejó claro que quería tener contacto con la gente. Que no quería un viaje de esos de reunión en el pleno y audiencias, sino que quería ver el tejido social de cada sitio y que invitáramos a todos los representantes políticos y sociales. Siempre pedía que, tras los almuerzos, se sirviera el café de pie para poder mezclarse con todo el mundo, y que tras las recepciones hubiera tiempo para charlar con la gente. En esas visitas hubo grupos que acudieron a los actos con banderas republicanas. Él, en lugar de esconderse o evitarlos, hizo todo lo contrario. Los saludó". Granados considera que la princesa Letizia está siendo fundamental para don Felipe: "La princesa le ha acercado aún más a ciertos asuntos de la realidad. Entre otras cosas, porque ella era una persona que estaba pagando una hipoteca".
El miércoles, don Felipe cumplirá 40 años, "una novedad existencial", dice el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Su padre, añade, fue rey con 38 años, en una situación complicada, pero su caso será diferente, "porque forma parte de una generación que, por primera vez en nuestra historia reciente, ha protagonizado largos días de paz, progreso y solidaridad". "No sé de nadie", afirma Gallardón, "que no se haya impresionado por su cordialidad, curiosidad, solidez y carácter afectuoso. Tiene un buen fondo humano y profesional, pero con personalidad propia. Sus intereses personales coinciden con muchos ciudadanos de su generación. La sostenibilidad ambiental, el voluntariado, la cooperación en todas sus variantes, le preocupan". El príncipe de Asturias difunde una nueva imagen de España, señala el ministro de Cultura, César Antonio Molina, que entabló contacto con él como director del Instituto Cervantes. "Es una ayuda imprescindible para difundir nuestra imagen, que es la de la juventud, el conocimiento, la vanguardia, la cordialidad y el entendimiento entre todas las culturas".
Precisamente esos aspectos novedosos marcan una de las actividades más curiosas de su agenda privada. Su interés por la investigación, por la ciencia, por los nuevos problemas del mundo globalizado. Hay quien sostiene que su inclinación por los problemas de su generación se ha acentuado más desde su matrimonio con Letizia.
Su interés por la ciencia y el medio ambiente es notorio. Lo conoce muy bien Carlos Martínez, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. "Desde hace tiempo, desde el CSIC le organizamos reuniones y seminarios para que tenga información. Hemos hecho un par de actos, uno en Guadalupe y otro en Galicia, que duran un fin de semana. Los Príncipes se han reunido durante dos días con 15 especialistas. Las sesiones eran largas, con tiempo para todo. Comenzábamos a las diez y nos daba la madrugada hablando de todo, tomando una copa". Su interés por la astronomía parece que le viene de su abuela la reina Federica de Grecia, y la próxima sesión con científicos versará probablemente sobre biomedicina. El otro día me contó una anécdota: al parecer, su hija Sofía no quería tomarse un puré de verduras y su hermana Leonor le dijo: 'Tómatelo, que tiene acelgas, que son antioxidantes".
Su actividad en segundo plano ha dejado ya algunas señales de una nueva identidad, la de quien en el futuro será un nuevo rey de España, un rey del siglo XXI. Un heredero que introduce versos en sus discursos, que los hace breves y concisos, que no olvida en todas sus intervenciones públicas definir a España como "una sociedad libre, plural, democrática y amante de la paz". Es un lenguaje nuevo que también proclama "una confianza audaz en la libertad".
La palabra audaz no es habitual en los discursos regios, pero don Felipe la tiene incluida, prestada de los filósofos griegos. Como tampoco es habitual que un heredero de la Corona proclame con estas palabras su "anhelo de un mundo más justo, la búsqueda incansable y comprometida de una humanidad de hombres y mujeres libres" para que crean "también en la luz aun antes de que despunte el alba".
Cálido, curioso, preocupado por los asuntos que afectan al planeta en su conjunto, son ya numerosos los testigos que afirman que el heredero de la Corona española ha llegado a la madurez preparado para lo que tenga que venir. -
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