La fiscalía controla el 80% de las incapacidades para evitar delitos
La medida impide auténticos saqueos del patrimonio de personas incapaces
La sección civil de la Fiscalía de Valencia ha cerrado al máximo la protección sobre las personas declaradas incapaces o aquellas que tienen que ser internadas de manera no voluntaria, por ejemplo, en centros y residencias para la tercera edad. Tras dos años de fiscalización de muy distintas situaciones, control de los distintos actores que participan en el proceso y de sensibilizar a instituciones, asociaciones y profesionales, la fiscalía controla, supervisa y protege de manera efectiva el patrimonio del 80% de los incapaces de la provincia de Valencia. El modelo se ha trasladado por la Fiscalía General del Estado, que dirige Cándico Conde Pumpido, al resto de fiscalías provinciales.
Conde Pumpido extenderá el modelo a todas las fiscalías provinciales
Las posibilidades de abuso del patrimonio de personas declaradas incapaces o en situación transitoria de imposibilidad de control sobre sus bienes se ha reducido gracias a esta iniciativa. En este camino por estrangular las posibilidades de delito sobre un sector manifiestamente débil, la sección civil de la fiscalía de Valencia, que coordina Gonzalo López Ebri, ha encontrado a auténticos saqueadores de patrimonios personales vestidos de buena voluntad y amparados en el anonimato y el olvido.
La fiscalía se ha convertido en la fórmula escogida sobre todo por los familiares directos de una persona afectada por una enfermedad, un deterioro, que le incapacita para decidir con solvencia sobre su destino. Es gratuita, no precisa de abogado y procurador, y conduce a un sistema preciso de control sobre el destino de la persona y sus bienes. Evita el coste emocional que en muchos casos ha frenado a hijos o padres ante la eventualidad de tener que solicitar la incapacidad de un progenitor, por ejemplo. Pero el hecho de no hacerlo no significa mayores posibilidades de escapar al control de la fiscalía.
El conjunto de protocolos que a través de las notas de servicio del fiscal jefe, Ricard Cabedo, y propuestas por López Ebri se ha ido configurando en los dos últimos años supone que la fiscalía conoce de inicio la situación del patrimonio de las personas incapaces o internadas de forma no voluntaria, que los guardadores de hecho o los tutores están obligados sin excusa a rendir cuentas periódicas del estado de ese patrimonio, que en el caso de los internamientos las residencias deben cada mes comunicar ingresos, situación, persona que figura a cargo del interno y situación sobre el pago de las costas del internamiento, entre otras informaciones.
Ese protocolo ha permitido descubrir, denunciar y juzgar situaciones delictivas muy distintas. En general, según López Ebri, protagonizadas por personas próximas que no son familiares directos de los discapaces. Desde saqueos de más de 18.000 euros en gastos que nada tienen que ver con el propietario del patrimonio a ventas fraudulentas, bajo precio de mercado, de viviendas. El guardador de hecho, una figura que goza de una cierta flexibilidad frente al control estricto del tutor, ha escondido en algunos casos operaciones de auténtico expolio. El guardador de hecho, un vecino, un familiar lejano, un cuidador, ha comprado, por ejemplo, la casa del incapaz a precio ridículo valiéndose de su debilitada voluntad. López Ebri ha visto, ha denunciado, a personas que se han fundido en menos de tres meses buena parte de los ahorros de una cuenta corriente a través de operaciones sucesivas de desembolsos de 600 euros, o verdaderas malversaciones de pensiones.
El protocolo ahora cerrado, que unifica desde principios de este mes de enero todos los datos en los procesos de incapacidad, de tutela y de internamiento involuntario supone, como ha reconocido la Fiscalía General del Estado, cerrar el paso a los abusos a desprotegidos bajo la fórmula de la caridad mal entendida.
En Valencia se tramitaron 688 tutelas en 2007
La sección civil de la fiscalía de Valencia tramitó 688 procedimientos de tutela en 2007. Todas aparecen ahora con la completa identificación del tutor y el tutelado. Hasta hace poco no era así, pero ahora se sigue casi en tiempo real cualquier uso de los bienes de la persona que de forma transitoria o no está suspendida jurídicamente para actuar sobre sus cosas.
La población susceptible de verse afectada por una declaración de incapacidad ha crecido a medida que la población ha envejecido. "Nos propusimos construir un sistema que garantizara que una persona mayor, que son la mayoría de los casos, después de una vida de trabajo, de esfuerzo, tuviera a buen recaudo su dinero, su casa, sus bienes", afirma López Ebri. "Yo mismo puedo ser ese anciano en un futuro con una demencia senil. Puede ser cualquiera. Y cuando son los hijos quienes administran esos bienes, no suele haber problemas. Los hay en otros supuestos que son muy comunes: mujeres u hombres solos, que han quedado a la atención de un vecino, de un pariente lejano o de la persona que un día contrató para que le cuidara. Claro que suponemos que son caridades bien intencionadas. Pero a veces no lo son. Por eso la fiscalía supervisa la gestión que se hace. Y era importante cerrar un círculo para evitar abusos porque cada vez, como demuestra la actividad de los juzgados civiles y de esta fiscalía, los casos son más".
La memoria de actividad no está completamente cerrada. Pero los datos de Valencia sí son exactos, completos de todo 2007 e indicativos del volumen de actividad: solo el juzgado de Valencia, el de Primera Instancia número 13, ha tenido que pronunciarse, según la fiscalía, en 1.805 casos de internamientos no voluntarios y de 575 incapacidades. López Ebri estima que si a esa cifra se suman los casos de los distintos juzgados de la provincia, fácilmente se habrán superado los 2.000 el pasado año.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.