La incógnita sobre la Copa obliga al Consorcio a gestionar la dársena
Las administraciones compensarán ingresos a ACM cuando se celebre la regata
La dársena interior del puerto de Valencia, epicentro de la Copa del América, ha dejado de ser territorio de ACM (America's Cupa Management), la empresa suiza que organiza las regatas. El litigio en el que están inmersos el vencedor de la última edición, el Alinghi, y el equipo del BMW-Oracle, ha obligado a la organización a ceder la explotación -y los beneficios- de este espacio al Consorcio Valencia 2007, intergrado por las tres administraciones. La próxima Copa no tiene fecha, lo que ha echado por tierra cualquier planificación de actividades en una dársena que, además, está en plena transformación por las obras del circuito de fórmula 1.
Barberá y Bernabé destacan la necesidad de dar vida a la dársena
El Consorcio acordó ayer con ACM asumir el control de la dársena para revitalizarla y renovar las concesiones a restaurantes y barcos de recreo. Las tres administraciones también explotarán los amarres, incluido el pantalán de megayates, el edificio Veles e Vents y las bases de los equipos, a los que se prorrogará el alquiler. Los ingresos de esa gestión engrosarán las arcas del Consorcio, que debe acometer mejoras y mantener las instalaciones, como prevé el contrato con ACM y que ahora está pendiente de la resolución judicial del conflicto entre los equipos.
Según explicaron tras la reunión la alcaldesa de Valencia y presidenta del organismo, Rita Barberá, y el delegado del Gobierno, Antoni Bernabé, las administraciones también mantendrán la gestión de la dársena durante una próxima Copa. Sin embargo, dado que las ganancias aumentarán por el "valor añadido" de las semanas de regatas, el Consorcio revisará entonces con ACM la situación para ajustar beneficios y compensar a la empresa. Un amarre, por ejemplo, no costará lo mismo ahora, sin regatas a la vista, que en el momento álgido de la competición. ACM, además, recuperaría el pantalán de megayates.
El contrato para la Copa que ACM pretendía celebrar en 2009 dejaba en sus manos la explotación de la dársena, como en las pasadas regatas. Con los ingresos de las concesiones y el canon de 90 millones de euros por la explotación, más las aportaciones de los patrocinadores, se financió la última Copa. Barberá insistió en que "el contrato sigue vivo en su espíritu, aunque no en sus plazos". En cuanto se establezca un calendario definitivo, con 2011 como horizonte más factible, se reajustarán las condiciones. Sobre el pago del canon por el evento, la alcaldesa dijo que se adecuarán los plazos. Un primer pago ya se ha realizado. "Si se va a devolver o no, es un tema que vamos a estudiar con posterioridad", añadió. En cualquier caso, se respetarán los acuerdos para la ocupación de la dársena por parte de la fórmula 1, que celebrará su primer gran premio en agosto.
Barberá afirmó que el Consorcio no ha calculado los ingresos por la explotación, y puntualizó que en la reunión se establecieron los "criterios" para la cesión. Aún falta darle forma "jurídica" al acuerdo, añadió.
Tanto Barberá como Bernabé destacaron la buena sintonía con ACM y el hecho de que todos ven necesario "dinamizar" la dársena y devolverle vida con actividades que atraigan al público. El "respaldo" a una 33 edición en Valencia se mantiene firme, resaltó el delegado del Gobierno. ACM también renovó su compromiso con la ciudad para una nueva Copa, confirmó el responsable de la empresa, Michel Hodara.
Alinghi y BMW-Oracle comparecieron ayer ante el juez del caso en Nueva York, que probablemente dará a conocer una sentencia definitiva el 23 de enero. En un primer fallo, el juez dio la razón al Oracle y anuló el desafío del Club Náutico Español, que pactó con Alinghi la nueva Copa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.