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El calvario de Javier Villanueva finaliza tras cuatro años

El sevillano, acusado del asesinato de una fiscal en Bolivia, vuelve a casa

Manuel Planelles

El círculo se cerró ayer. Javier Villanueva regresó a su casa en Sevilla. Vuelve con el pelo más corto y con cuatro años de calvario a las espaldas vividos en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). "No he empezado a sentirme libre hasta que he pisado Madrid", comentó Villanueva. Iba camino de Sevilla, donde reside su familia.

El círculo se cerró ayer. Javier Villanueva regresó a su casa en Sevilla. Vuelve con el pelo más corto y con cuatro años de calvario a las espaldas vividos en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). "No he empezado a sentirme libre hasta que he pisado Madrid", comentó Villanueva. Iba camino de Sevilla, donde reside su familia. Los suyos, y en especial su padre Francisco, han sido piezas clave para lograr su liberación. Villanueva reconoció ayer que si su progenitor, cirujano de profesión, no se hubiera movido para lograr costear su defensa, su suerte habría sido otra: "Ahora estaría muerto o con una condena de 30 años de prisión".

El periplo de este sevillano de 31 años arrancó en febrero de 2004. Un coche bomba acabó con la vida de la fiscal Mónica von Borríes en una céntrica calle de Santa Cruz, donde Villanueva regentaba un restaurante. Días después, el sevillano fue detenido y, según su versión, torturado hasta que confesó haber participado en el atentado. La policía filtró a las televisiones locales un video en el que el español se autoinculpaba, una prueba que ni tan siquiera fue admitida en el juicio celebrado contra él en la capital cruceña.

Finalmente, en marzo de 2006, un tribunal decidió dejar en libertad al ciudadano español por falta de evidencias. "No presentaron ni una prueba contra mí. En el primer fallo salí absuelto por unanimidad. Y en el recurso en el Supremo se dice textualmente que no hay ni una prueba contra mí", recuerda ahora.

Sin pruebas

Y, ¿cómo es posible que haya estado retenido en Bolivia más de cuatro años sin una prueba fiable contra él? "Hay varios factores. Ha sido una conspiración para encubrir un atentado contra una persona muy importante [...] Además, metieron la pata conmigo. Me detuvieron y lo primero que hicieron fue torturarme. Ya no podían dar marcha atrás e intentaron taparlo todo", sostiene.

Dice Villanueva que lo peor de estos últimos cuatro años, de los que 18 meses ha estado recluido en el espeluznante penal de Palmasola, fueron aquellas presuntas torturas. "Por las noches, intento no pensar. Si me viene a la cabeza cuando estoy en la cama intento pensar en otra cosas porque no quiero vivir encerrado".

Villanueva está estudiando ahora reclamar a la justicia boliviana una indemnización que compense el daño que le han provocado. "Llegó un momento en el que no tenía ilusión por nada", recuerda Villanueva, a quien no se le ha permitido salir hasta ahora de Bolivia pese a tener dos sentencias a su favor. Villanueva sólo piensa en recuperar el tiempo perdido. Quiere pasear y respirar su libertad en su Sevilla natal.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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