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Reportaje:

Ondarreta se vuelve hipódromo

Cientos de personas disfrutan en la playa donostiarra de las carreras de caballos - La prueba estuvo precedida de una exhibición de doma 'western'

El arenal de la playa donostiarra de Ondarreta cambió ayer su fotografía habitual y se convirtió en un gran hipódromo al aire libre, donde cientos de personas disfrutaron de las carreras de caballos y de una exhibición de doma western, organizadas por la Asociación de fiestas del barrio de El Antiguo.

Poco después del mediodía, una música al más puro estilo yanqui inundó la playa y las miradas del numeroso público se dirigieron a dos caballos blancos, un árabe puro y un cruce de árabe con pottoka. Tocado con un gorro de cowboy, el lesakarra Koikili Fagoaga firmó la muestra ecuestre. Primero realizó un ejercicio bautizado lazado pie a tierra. Luego vino un clásico: el lazado de caballo a caballo. "Se hace con caballos o con vacas", apuntó. Pero, claro, según explicó, aquí es muy difícil que un baserritarra se preste a dejar una vaca para un evento de este estilo, por miedo a que se pueda romper una pata o algo parecido.

Un jinete sufrió una aparatosa caída que le provocó una leve contusión lumbar
Los organizadores subrayan la afición de los participantes "pero tienen que pulir algo el estilo"

Fagoaga concluyó su exhibición con una doma sin violencia, conocida también como doma natural. "Utilizas el lenguaje corporal del caballo y tu propio lenguaje corporal, y con los movimientos que el caballo te va enseñando y tú le vas haciendo, siempre sin utilizar la violencia, consigues que te deje hacer una serie de ejercicios, logras que te deje entrar en su círculo privado", detalló.

"Ha sido muy, muy bonito", subrayó el jinete navarro, quien se estrenó en la playa donostiarra y vio así cumplida su ilusión de montar a caballo en este "marco incomparable". Y lo hizo a lomos de un árabe puro que "ha competido hasta ahora y ha sido muy importante a nivel español".

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La muestra de Fagoaga dejó paso a las carreras de caballos, las terceras que monta la Asociación de fiestas de El Antiguo. Once jinetes aficionados, todos guipuzcoanos, salvo una chica vizcaína, galoparon por un circuito circular repartidos en tres mangas. Y en las tres hubo un participante que fue a parar con sus huesos a la arena.

La caída más aparatosa se produjo en la segunda manga. Al parecer el jinete tuvo algún problema con el estribo. Él terminó en el suelo y el caballo decidió darse un baño. Otro jinete tuvo que adentrarse en el mar para acercar de nuevo a la arena al caballo, que llegó hasta una zona próxima a las rocas que quedan a la vista cuando la marea está baja. El accidentado fue enseguida atendido por la DYA. Sufrió una contusión en la zona lumbar y una herida en el entrecejo, pero, tras el susto inicial, pudo retirarse por su propio pie.

El caso es que los seis jinetes mejor clasificados se disputaron la final. La txapela de vencedor, además de 180 euros y un trofeo, fue a parar a manos de Xabin Lazkano, de Getaria. Tras él quedaron Iñaki Garmendia, de Orendain, quien se llevó 150 euros y el correspondiente trofeo, y José Ramón Zubia, de Zumaia, quien se embolsó 120 euros.

Atrás quedaba una agitada carrera, organizada con el ánimo de fomentar la afición por el mundo ecuestre. "Es una carrera entre amigos. Es gente que tiene muchísima afición, pero quizá tienen que pulir un poquito el estilo", comentó Javier Moreno, uno de los encargados de dar forma a una mañana ecuestre que salpicó Ondarreta de pura sangres ingleses, anglo-árabes, árabes puros e hispano-árabes.

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