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Sanidade forma a médicos para ayudar a la muerte digna en hospitales

Galicia carece de normas sobre el trato a enfermos terminales y sus familiares

Sonia Vizoso

"Máxima delicadeza" al dar la información, alivio de síntomas y, siempre que se pueda, intimidad en una habitación individual. Estos son los principios que la "buena praxis" recomienda a los médicos para garantizar a sus pacientes una muerte digna entre las paredes de un frío hospital. Recibir este trato, sin embargo, depende de la voluntad de los facultativos.

Galicia carece de guías comunes sobre las prácticas con enfermos que viven sus últimas horas entre batas blancas. La Consellería de Sanidade prevé elaborarlas en un futuro, dentro del Plan de Coidados Paliativos, un programa que sí está impartiendo cursos para enseñar a los médicos de la sanidad pública cómo afrontar el trance con el moribundo y su familia.

"Aprender a transmitir la mala noticia precisa una formación que no se enseña en las facultades", explica Francisco Barón, coordinador del Plan, puesto en marcha en abril de 2006. Barón considera imposible una legislación que garantice a los enfermos terminales y a sus familias derechos de trato y cree que estas medidas deben extenderse a través protocolos no obligatorios que "homogenicen y orienten" la actuación de los facultativos. "No son normas, son documentos clínicos que ayudan a tomar decisiones más correctas", explica.

Barón cree que las circunstancias en las que puede fallecer una persona en un hospital son demasiado heterogéneas para plantear obligaciones comunes. Nieves Molíns, del Servicio de Reanimación del Juan Canalejo de A Coruña, explica que la masificación impide en muchos casos llevar al moribundo a una habitación a solas. En Reanimación, donde las camas están separadas sólo por cortinas, se permite la entrada a los familiares y se rodea al paciente de biombos. Es una medida voluntaria de los doctores, nada les obliga. "Debería haber protocolos comunes, es fundamental y muy útil", opina Molíns.

El Servicio de Onceología del Clínico de Santiago cuenta desde hace diez años con una de estas guías, que detalla los cuidados que se deben ofrecer al paciente, incluido cuándo y cómo se le debe sedar. Este documento propone frases para comunicar al enfermo de cáncer, de manera "cuidadosa", que va a ser sedado y recomienda informar a la familia "plenamente". El paciente es el primero que tiene derecho a ser informado del poco tiempo de vida que le queda "si es competente", explica Barón, y a decidir si desea que sus últimos momentos sean prolongados con "medidas extraordinarias" o que sólo se le trate para "aliviar" el sufrimiento. "La situación sólo se prolonga si hay posibilidades de que el paciente salga adelante. Si no, se propone al familiar limitar las medidas de soporte vital", comenta Molíns. Los familiares son los que disponen siempre que el enfermo no sea consciente o no haya dejado un testamento vital.

La Xunta acaba de crear un registro oficial de instrucciones previas. Cualquier persona puede hacer constar en este depósito cómo quiere que actúe el médico que lo atienda a las puertas de la muerte. Estas instrucciones, explica el coordinador del Plan de Coidados Paliativos, las llevarán consigo los pacientes como el DNI o la tarjeta sanitaria. Hasta ahora, sólo se podía dejar constancia de estas voluntades ante notario y con un par de testigos.

La mejor atención se ofrece en las unidades de cuidados paliativos, con las que cuentan sólo los hospitales de las siete ciudades. En los comarcales de Burela, Monforte y Valdeorras se han formado en el último año equipos para orientar el trato a los pacientes terminales. Lo mismo se hará en los centros de salud, donde son tratadas el 60% de las personas que afrontan sus últimos días. En todo caso, el mejor sitio para morir, sentencian los expertos, es la propia casa.

Una paciente en el hospital Clínico de Santiago.
Una paciente en el hospital Clínico de Santiago.ANXO IGLESIAS

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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