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Reportaje:

Sin empleo por vencer al cáncer

Metro se niega a contratar a una mujer que superó un tumor de mama

Oriol Güell

Con 43 años, una hija adolescente y el marido en paro, Rosa Gómez Pineda tuvo que hacer frente hace tres años al mayor reto que la vida le ha puesto por delante: un cáncer de mama. De la batalla salió victoriosa, pero tuvo que pagar un precio muy alto: un pecho, dos operaciones y decenas de demoledoras sesiones de quimioterapia. En total, más de un año sin poder trabajar en un hogar en el que no sobraba ningún ingreso.

Quizá por esto, porque sabía lo que había logrado dejar atrás y porque empezaba a mirar el futuro con optimismo, el golpe fue tan brutal. "Me pasé días llorando. No lo podía creer. Me quedé en un estado de shock que me duró semanas", recuerda.

El golpe se lo propinó Metro de Madrid, la compañía en la que había volcado sus esperanzas laborales como taquillera. La empresa pública se negó a contratarla dos veces, en febrero y en noviembre de 2007, porque había sufrido el cáncer. No porque estuviera enferma, pues Rosa ya era una mujer sana que sólo debía someterse una vez al año a una mamografía. Había podido vencer al tumor, pero no había forma de que dejara de ser una ex enferma de cáncer.

"Metro no contrata a una persona que haya sufrido un cáncer, aunque ya esté curada, hasta pasados cinco años", explica la afectada. "Dice que es porque tiene más riesgo de recaer. Yo digo que es una injusticia y la mejor forma de hundir a una persona que ya tiene que pasar lo suyo", exclama.

Rosa pensó en estabilizar su situación laboral a finales de 2006. Había vuelto a trabajar en mayo de ese año, pero siempre en contratos eventuales como administrativa o como comercial inmobiliaria. "Taquillera me pareció un buen trabajo y que nos daría un sueldo estable en casa", afirma.

Superó con éxito las pruebas técnicas -un examen de cálculo y lengua, un test psicotécnico y una prueba de capacidad visual- y el 14 de febrero de 2007 se sometió a las pruebas médicas. Cuando iban a hacerle el electrocardiograma, quedó de manifiesto que le faltaba un pecho. Contó "la verdad" y aportó los informes médicos que demuestran que está curada.

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La respuesta de la empresa pública fue implacable. El 12 de marzo recibió una carta en la que la Gerencia de Medicina Laboral de Metro le informaba de que no iban a contratarla porque "presenta antecedentes recientes de proceso neoplásico mamario que resultan incompatibles con el desempeño del puesto de trabajo de agente de taquilla".

Rosa no tuvo "ni fuerzas para recurrir". Pero seis meses después, decidió volver a probar suerte. Superó de nuevo con éxito todas las pruebas. Y volvió a ser rechazada. Hoy trabaja como administrativa eventual en el Ministerio de Administraciones Públicas.

Metro argumenta que su negativa a contratar a Rosa responde a los requisitos psicofísicos establecidos para entrar a formar parte de la compañía. "Todo esto está incluido en los pactos firmados con los sindicatos", precisa un portavoz.

Pero tras la avalancha de críticas que ha recibido el caso (PSOE, IU, CC OO y UGT lo consideran "inadmisible", "discriminatorio" y "vergonzoso", entre otros adjetivos), la Consejería de Transportes, de la que depende Metro, parece dispuesta a rectificar. El consejero Manuel Lamela anunció ayer que estudiará "en profundidad" los requisitos exigidos en Metro. "Si alguno de ellos es denigrante o inaceptable, será modificado pactándolo de nuevo con los sindicatos", aseguró Lamela.

María Rosa Gómez, rechazada para trabajar en Metro por haber sufrido un cáncer de mama.
María Rosa Gómez, rechazada para trabajar en Metro por haber sufrido un cáncer de mama.CRISTÓBAL MANUEL

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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