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Crónica:Octavos de final de la Copa del Rey
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un Atlético muy remolón

El conjunto de Aguirre, demasiado plano, acaba defendiendo el empate sin goles ante el Valladolid

Juan Morenilla

Ya puede vestirse la Copa de gala, que nadie quiere bailar con ella. Ya puede haber pleno de equipos de Primera en octavos, que los estadios están medio vacíos y los entrenadores reservan a sus mejores piezas para plazas con más focos. El escenario del Calderón no fue diferente al ya visto en otros lugares, por más que el Atlético lleve 12 años sin echarse un título a la boca y el torneo copero parezca un buen momento para acabar con la sequía. Da igual. Aguirre soltó a los menos habituales en una cita que para unos es un escaparate y para otros (la mayoría) un incordio. El Atlético intentó despertar a una grada que tiritaba de frío, pero sin goles el ambiente siguió igual de helado. Y el equipo se diluyó en una segunda parte horrorosa que dio la razón a los que se quedaron en casa.

ATLÉTICO 0 - VALLADOLID 0

Atlético: Falcón; Valera, Zé Castro (Perea, m. 56), Eller, Pernía; Luis García (De las Cuevas, m. 75), Cléber, Raúl García, Reyes; Mista (Agüero, m. 61) y Forlán. No utilizados: Abbiati, Maxi y Agüero.

Valladolid: Alberto; Cifu, Alexis, Iñaki Bea, Óscar Sánchez; Borja, Diego Camacho (Sisi, m. 70); Estoyanoff, Kome (Javier Baraja, m. 84); y Ogbeche (Lorente, m. 78). No utilizados: Asenjo y Capdevila.

Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Iñaki Bea, Cléber, Ogbeche y Alexis.

Unos 20.000 espectadores en el Vicente Calderón.

La pereza rojiblanca se acentuó en un centro del campo muy soso
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"Nos falta continuidad"

Cuando un delantero se lo piensa dos veces, está perdido. Le pasó a Forlán recién arrancado el choque. Frente a Alberto, dudó en segundo en regatearle por la derecha o por la izquierda. Pensó. Y se quedó sin regate y sin gol. El balón lo despejó Alberto, que inició entonces un carrusel de paradas por todos lados. A Forlán. A Mista, uno de los que suelen aprovechar citas de este tipo, que poco después se topó con el portero desde el ángulo contrario. Y a Luis García, que progresó por el carril izquierdo hasta toparse con el de siempre. Es lo que tienen también estas noches coperas, tan propias para engrandecer a futbolistas casi siempre anónimos. Donde no llegaron sus guantes, al meta del Valladolid le salvó el palo en otra llegada de Forlán.

Alberto sostuvo a un Valladolid que se cubrió alrededor de su portero. Asustado por los arreones de Mista y Forlán, el conjunto de Mendilibar se tapó para explotar algún contragolpe. La única noticia en la primera parte llegó de Ogbeche, un islote en ataque que sólo permitió ver a Falcón en un disparo tan lejano como indolente.

La pereza del Atlético se acentuó en un centro del campo muy soso. Jurado se lesionó en el calentamiento y Cléber se juntó a Raúl García para hacer dos veces el mismo trabajo. En esta ocasión, uno más uno sumaron uno. Como si fueran dos copias del mismo jugador, se solaparon en un ejercicio aburridísimo. Ninguno mostró un mínimo de gracia para pisar la hierba contraria o cambiar el guión con una acción fuera del manual. Dos buenos alumnos sin más, sin hacer nada malo, pero tampoco nada sobresaliente. Cléber porque no sabe, y Raúl García porque se hundió en la miseria que le rodeaba. Jugó tan plano como todos.

El Atlético conservó el balón, sí, pero de manera tan predecible que el Valladolid apenas sudó para conservar la calma. Y para ir ganando metros y confianza conforme avanzaba el partido. Kome estiró al Valladolid, mucho más punzante y ambicioso. Mientras el Atlético acumulaba pasos hacia atrás, el conjunto de Mendilibar echaba la vista al frente. De ahí que el técnico apostara por Sisi para atacar a Falcón en los últimos minutos. El Atlético tenía tan mala pinta que invitaba a darle la puntilla, aunque fuera por pura inercia.

El público, claro, acabó silbando para entrar en calor. Qué mínimo para los que se tomaron la molestia de acudir al estadio para ver algo de fútbol. Los aplausos sólo fueron para Agüero, que salió del banco al comienzo del segundo tiempo y saltó con media hora por delante. La grada entendió que aquel aburrimiento supino sólo podía solucionarlo el bajito delantero. Pudo ser en un intento de chilena a centro de Luis García. Pero algún inconveniente debía tener su corta estatura. No llegó al salto por medio palmo.

Segundo capítulo del pasotismo de Reyes. Si el jugador no se dio por enterado con la silbatina de la grada la semana pasada contra el Granada 74, la hinchada le recordó anoche que no se ha ganado ninguna simpatía. Ni su juego ni su carácter invitan a confiar un minuto en este jugador. Sin chispa alguna en su juego, Reyes ha perdido cualquier opción de ser un jugador desequilibrante. Extrañamente, Aguirre lo mantuvo en el campo hasta el último segundo. Quizá para ver si reaccionaba. O quizá para castigarle por su dimisión. El chico se hubiera ido encantando a la ducha. Se hubiera ahorrado la pitada final del Calderón. Con motivo. Con el marcador virgen, el Atlético acabó acorralado en su área, defendiendo como bueno un resultado en tierra de nadie. Y con Falcón de salvador. Como si nada hubiera cambiado, como si el Atlético, que había acostumbrado a su gente a goleadas y remontadas, volviera a ser el de siempre.

Alberto detiene el disparo de Forlán en la primera ocasión del partido.
Alberto detiene el disparo de Forlán en la primera ocasión del partido.AFP
Aguirre: 'Pudimos sentenciar en la primera parte'Vídeo: ATLAS

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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