El ruido submarino del litoral perjudica a los cetáceos
La UPC elabora el mapa acústico de la costa catalana
Un equipo de científicos del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB) de la Universidad Politécnica de Cataluña ha elaborado un mapa acústico submarino de la costa catalana que registra los niveles de ruido submarino provocados por el tráfico marítimo durante todo el año.
El Ministerio de Medio Ambiente creará una norma de regulación sonora
Los puertos de Barcelona y de Tarragona son las zonas que registran la mayor contaminación sonora, con picos de 190 decibelios, que pueden provocar dolor a los cetáceos que transiten cerca de sus aguas e interferir las frecuencias que utilizan para guiarse o comunicarse con otros individuos de su especie. Indirectamente, el ruido submarino también afecta al resto de la cadena alimentaria, explica Michel André, responsable del LAB y coordinador del proyecto. Los más afectados son el delfín listado, que habita en la Costa Brava, y el mular, frecuente en el delta del Ebro.
Durante tres meses, el velero científico Íbero, de la campaña La Caixa a favor del mar, ha registrado con la ayuda de 102 estaciones acústicas la firma sonora de cinco tipos de embarcación que navegan por el Mediterráneo y los niveles sonoros de los cetáceos más habituales en la costa catalana (cachalote, delfín, yubarta, rorcual y orca). El mapa interactivo se encuentra en la página www.lab.upc.es/mapa y permite simular con imágenes y sonido la contaminación acústica de cualquier zona del litoral en distintas horas del día y épocas del año. En 2009, el mapa cubrirá todo el litoral español, según explicó Xavier Bertolín, director de Medio Ambiente de la Obra Social de La Caixa, que patrocina el proyecto.
La actividad humana en el último siglo ha aumentado tanto que la contaminación acústica se ha convertido en una amenaza para el equilibrio marino: desde el transporte marítimo a la explotación y producción en alta mar de gas y petróleo, el sónar militar e industrial, las fuentes acústicas experimentales, las cargas explosivas submarinas y los aviones supersónicos.
Estos investigadores proponen medidas: insonorizar los motores de las embarcaciones y crear rutas marítimas adecuadas. Por ello colaboran con el Ministerio de Medio Ambiente para elaborar una normativa que regule el ruido en el mar. Este grupo experimenta en la entrada del puerto de Vilanova un muro sonoro con burbujas de aire que impida la transmisión del ruido al exterior y ha comenzado a estudiar el impacto del ruido submarino durante el ciclo vital de cefalópodos y peces.
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