En microbús por Lavapiés

Todas las cabezas se vuelven, como en esos anuncios de coches de gama alta en los que la cámara graba desde el interior del vehículo. "¡Mira qué furgona!", señala un hombre que se cruza con el vehículo aparcado en la glorieta de Embajadores. Se equivoca. No se trata de una furgoneta, aunque maniobra como si lo fuera. Lo que le ha llamado la atención es un Gulliver, uno de los nuevos 20 microbuses que la Empresa Municipal de Transportes (EMT) prueba estos días en las calles más estrechas del centro para ponerlos en marcha antes de tres meses.

El Gulliver, de color azul y blanco, mide poco más de cinco metros de largo y casi tres de ancho. "Ya me ha preguntado más de uno dónde están las paradas", asegura Martín, uno de conductores que realiza las pruebas sobre el terreno. El pasado 4 de enero, un microbús circuló a mediodía entre la glorieta de Embajadores y la calle de Sevilla en un día soleado. "Lo hemos probado con lluvia y con 700 kilos de bidones como carga, hay que ponerlo a prueba en todas las situaciones", explica dentro del vehículo José Luis, un inspector.

Las paradas de las tres rutas previstas aún no están decididas. Pero sí los ejes por los que se moverán los vehículos comprados a la empresa italiana Tecnobus por unos 240.000 euros cada unidad. Modelos similares funcionan en Sevilla, León y Valencia, según una portavoz de Tecnobus.

En Madrid, circularán por los barrios de Embajadores, Lavapiés, Latina, Las Letras, Chueca y Malasaña, además del Madrid de los Austrias. Cubrirán recorridos cortos en zonas hasta ahora inaccesibles al transporte público en superficie. Su tamaño facilita su entrada en túneles, como el de la plaza de Jacinto Benavente, en los que nunca antes había entrado un autobús, debido a su estrechez.

En cada Gulliver, con una única puerta de entrada y salida, caben unos 25 pasajeros, siete sentados y el resto de pie, con una esquina reservada para viajeros en silla de ruedas. Su velocidad máxima es de 30 kilómetros por hora. Las baterías eléctricas permiten 12 horas de autonomía. Los microbuses solucionarán pequeños trayectos de los vecinos. La EMT espera que atraigan al turismo. Además de grandes ventanas laterales y una trasera en forma de media luna, las dos claraboyas en el techo que funcionan como salidas de emergencia permiten divisar los edificios hacia el cielo.

Las tarifas serán las mismas que en otros autobuses. Tiene una expendedora que pica el billete sencillo, el bono de 10 viajes, mensual o anual. Su horario de servicio será previsiblemente más corto que el de los otros autobuses. La frecuencia de paso aún no está definida.