"El Rey está en buena forma. Tenemos Rey para rato"
Con casi 2.800 soldados en zonas de conflicto, en el Ministerio de Defensa no hay pausa navideña. Recién llegado de Afganistán, donde ha acompañado al Rey en su primera visita a las tropas en el exterior desde hace una década, el ministro José Antonio Alonso (León, 1960) prepara la Pascua Militar, que se celebra el domingo, y el anunciado viaje de José Luis Rodríguez Zapatero a Líbano, un país al borde del enfrentamiento civil que lleva más de un mes sin presidente.
Pregunta. ¿Cómo se gestó la visita del Rey a Afganistán?
Respuesta. La despachó Rodríguez Zapatero en su última audiencia con el Rey, hace unas dos semanas. A don Juan Carlos le apetecía visitar a las tropas en vísperas de su 70 cumpleaños y el presidente me pidió que la organizara y fuese en representación del Gobierno. Por razones de seguridad, se llevó con gran reserva. Y salió muy bien. Hubo un momento especialmente grato y es cuando los soldados dieron un aplauso muy caluroso al Rey.
"Otros países de la UE deben asumir su responsabilidad en África"
"Don Juan Carlos y Zapatero acordaron ir uno a Herat y el otro a Líbano"
"La ONU debe poder controlar sobre el terreno lo que pasa en Afganistán"
"Las tropas van a seguir en Kosovo para defender a las minorías"
P. ¿Qué impresión le transmitió el Rey?
R. Estaba muy contento, francamente. Fue un viaje exigente, por el corto tiempo y la larga distancia, pero se sintió a gusto.
P. El Rey ha tenido un gran protagonismo últimamente, justo cuando va a cumplir la edad habitual de jubilación y algunos ya quieren jubilarle.
R. El Rey ha recibido ataques de la extrema izquierda y de la extrema derecha. Porque es el jefe del Estado, pero también porque tiene un significado histórico preciso. Estuvo al frente del país en momentos difíciles de nuestra transición y a la legitimidad institucional suma la personal. El Rey tiene todo el apoyo del Gobierno y de la sociedad española, que es un apoyo de presente y de cara al futuro. Porque el Rey está en buena forma...
P. ...tenemos Rey para rato.
R. Estoy seguro de que sí.
P. ¿Es casualidad que al Rey se le vea más con los gobiernos de izquierdas que de derechas?
R. Yo me limito a constatar que las relaciones del Gobierno con el jefe del Estado son muy fluidas, que cada cual es consciente del papel constitucional que le corresponde. Y eso es bueno. Sobre todo, para los ciudadanos, a los que unos y otros tenemos que servir.
P. Excluidos los accidentes, como el Yak-42 o el Cougar, 2007 ha sido el año con más bajas fuera. ¿Cómo lo explica?
R. Todos los contingentes que están donde nosotros han sufrido una evolución similar desde el punto de vista de los incidentes y las víctimas. En Afganistán ha aumentado la actividad de los talibanes, el narcotráfico o los señores de la guerra. Y en Líbano sufrimos un atentado que costó la vida a seis de nuestros soldados. Ha sido un año muy duro, sobre todo para quienes perdieron a sus seres queridos y a los que debemos dedicar un homenaje emocionado, pero hay que decir que en ambos casos se trata de misiones nobles y decentes, que sirven para llevar estabilidad a zonas críticas del planeta, lo cual es una buena forma de contribuir a nuestra propia seguridad.
P. A la vista de la evolución de Afganistán, quizá la comunidad internacional debería replantearse su política...
R. Afganistán es uno de los países más pobres del mundo, en el que más que reconstruir hay que construir desde cero. La misión de Naciones Unidas ha logrado cosas, como reducir en un 45% la tasa de mortalidad infantil. Dicho esto, creo que es necesario que la ONU desarrolle una estructura de control político y operativo de aquello que aprueba. Sobre el terreno, no desde fuera. Necesitamos saber cómo van las cosas para podérselo decir a nuestras opiniones públicas. España ha propuesto que se cree un Alto Representante de la ONU para Afganistán, pero no debe ser una persona sino un equipo, estrechamente coordinado con la OTAN.
P. La UE se ha mostrado incapaz de reunir una fuerza de 5.000 soldados para apoyar desde Chad la operación en Darfur.
R. Espero que la Unión Europea sea todavía capaz de generar recursos suficientes para hacer esa misión en condiciones. Si queremos tener una política de seguridad y defensa común creíble debemos ser capaces de hacerlo. España va a aportar una de las capacidades más sensibles, con dos aviones de transporte, pero es verdad que nosotros ya estamos haciendo un gran esfuerzo en África, encargándonos de algunos problemas como el de la inmigración ilegal, y creemos que otros países de la UE deben asumir sus propias responsabilidades para que África sea viable.
P. Aznar ha calificado de grave error que se acepte la secesión de Kosovo, donde la OTAN mantendrá sus tropas pese a la independencia unilateral.
R. El primer error sería vincular la situación de los Balcanes con la de cualquier país del oeste de Europa, en particular España, que ni social ni institucional ni históricamente tiene nada que ver. Aclarado esto, al Gobierno español no le gustan las declaraciones unilaterales. Introducen mucha inestabilidad en el corazón de Europa y éste es un asunto en el que Europa debe ser el actor político principal, no podemos esperar a que lo resuelvan rusos o americanos, ya que afecta a países que están llamados a formar parte algún día de la UE y ése es el mensaje político que debemos darles. Finalmente, creo que la resolución de la ONU es suficiente para amparar la cuestión operativa. Es decir: nuestras tropas y las del resto de países de la OTAN van a estar allí para proteger a las minorías. Sean las que sean. Y hasta que sea necesario
P. Líbano, el país donde hay más soldados españoles, está inmerso en una crisis política.
R. Mantenemos la esperanza fundada de que las distintas comunidades alcancen un consenso para elegir al nuevo presidente de la República, lo que sería importantísimo para recuperar la normalidad institucional. Es verdad que es un asunto muy complejo y hay que respetar sus tiempos. Fuimos allí para evitar que se repitiera la guerra que asoló el sur del país en el verano de 2006. Ese objetivo se está cumpliendo en condiciones duras, no sólo por la inestabilidad institucional, sino también por la creciente presencia de Al Qaeda, que se ha infiltrado en los campos de refugiados, lo que me preocupa seriamente.
P. Zapatero no ha ido aún a Líbano, aunque el envío de las tropas fue decisión suya.
R. Irá pronto. En la audiencia con el Rey se quedó en que éste visitaría Afganistán y el presidente Líbano. La misión del Líbano la acordó el Gobierno con la autorización del Parlamento y quiero recordar que todos los grupos votaron a favor.
P. ¿Cuál es su mensaje para la Pascua Militar?
R. El mensaje tiene que ser de consenso, porque la Defensa debe estar al margen de la lucha partidista, sin perjuicio de la legítima crítica política. Y también de modernización de las Fuerzas Armadas. Debemos tener unos ejércitos del tamaño que necesita España, capaces de cumplir sus compromisos. Por tanto: tecnológicamente bien dotados, con una estructura bien integrada e interoperables con los de otros países. En eso trabajamos día a día.
P. ¿Y la actitud del PP ha sido favorable al consenso?
R. En esta materia el PP se ha portado igual que en las demás. Ni mejor ni peor. Cuando ha visto oportunidad de generar polémica, lo ha hecho. Me molestó particularmente alguna falsa polémica, como la del color de las medallas porque apelaba al corazón en momentos en que todos sufríamos, particularmente las familias de los fallecidos. Pero siempre he buscado el consenso, porque si lo logramos somos más fuertes como país.
P. ¿Será más fácil el consenso después de las elecciones?
R. Me da la impresión de que sí. Ya veremos.
"Zapatero no pecó de ingenuo con ETA"
Iba para ministro de Justicia y acabó como responsable de Defensa tras pasar por Interior. Cuando se le recuerda su sorprendente carrera política, José Antonio Alonso ríe abiertamente. Es la única vez que lo hace en toda la entrevista. Y lo celebra el fotógrafo. "Comprenderá, que este trabajo no permite muchas alegrías", se excusa. Lo habitual es atribuir su seriedad a su carácter. Aunque cálido en la distancia corta, tiene fama de adusto, discreto y riguroso. Quizá por ello, las encuestas le sitúan entre los ministros mejor valorados.
Zapatero le ha encomendado su propia plaza electoral, León, donde el 9 de marzo encabezará la candidatura del PSOE, aunque -y esto puede ser un reflejo de su pasado profesional como juez- sigue sin afiliarse al partido. "Pero tengo un nivel de implicación personal y política con el proyecto socialista tan grande como el que más", replica raudo.
Se declara a disposición del presidente si, como espera, el PSOE gana las elecciones y le pide que siga como ministro. "Hay que ser flexible y adaptarse, pero teniendo claro para lo que uno no vale", contesta críptico. "Ahora bien, si la pregunta es si estoy a gusto en Defensa, la respuesta es sí".
Aunque no gestionó la tregua de ETA, pues dejó Interior poco después de su declaración oficial, niega que el Gobierno se dejase embaucar por la banda. "Una cosa es que hubiera la obligación democrática de intentarlo y otra, que Interior nunca bajó la guardia, como se ha demostrado. Zapatero no pecó de ingenuo. Al contrario, hizo una gestión más responsable que la de sus antecesores".
Respecto al ruido mediático que acompañó la investigación del 11-M, subraya que "lo más preocupante del discurso de la conspiración es que ponía en cuestión el resultado electoral y todo el entramado institucional del Estado encargado de investigar profesional e imparcialmente... [Era] un mensaje demoledor para la sociedad española. Por fortuna, las instituciones han funcionado y hemos sido capaces de hacer lo que ningún otro país: enjuiciar, con todas las garantías del Estado de derecho, a la estructura yihadista que cometió la matanza. Es algo de lo que podemos estar orgullosos".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.