Pleno político

- Erre que erre. El último plenario municipal de Barcelona terminó con una declaración leída por Xavier Trias que empezaba diciendo: "Ante el cierre del centro reemisor de la Carrasqueta que permitía la recepción...". Llegado a este punto, Trias, que tiene dificultades para pronunciar las erres y a quien no falta sentido del humor, se soltó el pelo: "Ostras, esto me lo ha escrito alguien del sector soberanista". Eso lo dijo poco después de haber afirmado: "Cada pal que aguanti la seva espelma", confundiendo la vela marinera con la vela de misa y también de los apagones.

- Maquiavelo nacionalista. Alboroto en CiU ante la decisiva decisión: ¿quién acompaña a Duran Lleida de segundo? En Unió afirman que será Pere Macias porque Duran rechaza un soberanista. En CDC dicen que a quien no quiere Duran es a Macias. "Prefieren un petimetre a alguien brillante como Macias que pueda hacerle sombra".

- Pluriempleado. ¡Qué dura vida la del ex ministro! Josep Piqué lo fue de Exteriores e Industria antes de dirigir en Cataluña al PP en su viaje hacia donde sea que va, pero con Vueling. Le ha quedado escasa jubilación y ha tenido que darse al pluriempleo: presidente de la empresa de aviación de Planeta y de la inmobiliaria Mixta África. Los pies en el suelo y la cabeza entre nubes.

- Tareas parlamentarias. Carl-Eduard von Bismarck (tataranieto del Canciller de Hierro) ha sido empujado por su partido, la CDU (democracia cristiana) a dejar el Parlamento alemán por ser "el diputado más vago de Alemania". En España no ocurren esas cosas. Los diputados andan muy atareados. Siete de ellos se han unido en el Congreso para combatir la tauromaquia. Eso sí que es un problema y no las armas o el hambre.

- A favor de los molinos. Raül Romeva, eurodiputado de ICV, defendió hace unos días la conveniencia de repartir en el territorio la producción de energía. Tarragona tiene nucleares, ¿debe acoger también molinos de viento? Su tesis es que la generación debe hacerse donde está el consumo. En el caso de Barcelona, habría que poner los molinos en el Tibidabo, aunque no haya viento.