La mitad del personal sanitario secunda la huelga en ambulatorios

Los centros de salud acogieron ayer un pulso entre los sindicatos y la Consellería de Sanidade que se saldó con un empate. Las centrales cifran en un 50% el porcentaje de empleados de atención primaria que no acudieron a sus puestos de trabajo para exigirle a la Administración que cumpla sus promesas de reforma de esta parte de la sanidad. Como suele ocurrir, la Xunta rebajó el seguimiento a menos del 12% y la conselleira, María José Rubio, calificó la huelga de "fracaso". Números aparte, el paro dejó prácticamente vacíos algunos ambulatorios, sobre todo en las ciudades.

La protesta se fraguó con el apoyo de seis sindicatos, pero a última hora CC OO decidió desmarcarse. Esta organización justificó su cambio de opinión en la división que percibe entre los trabajadores, ya que una parte de la plantilla confía en las mejoras prometidas por el bipartito para agilizar la atención primaria y contratar más personal. El resto de centrales (CIG, UGT, Sindicato Médico, Satse y CSI-CSIF) consideran que sus reivindicaciones son "justas" y defienden que un respaldo del 50% es "bueno" porque los servicios mínimos fueron "muy altos". Las áreas de mayor incidencia fueron Santiago, Ferrol y A Coruña, frente al bajo seguimiento en Lugo y Ourense.

"¿Hoy no pincha nadie aquí?". Doña Carmen es una de las decenas de personas que ayer hicieron cola ante la ventanilla de citas del centro de salud de Os Mallos, en A Coruña, para avieriguar por qué las consultas estaban vacías. En este ambulatorio, que atiende a un populoso barrio coruñés, sólo acudió a trabajar por la mañana uno de los 11 médicos que allí atienden a los enfermos. Lo mismo ocurrió a un centenar de kilómetros de allí, en el centro Concepción Arenal de Santiago: sólo uno de los 26 facultativos con consulta matinal se puso ayer la bata para recibir a sus enfermos.

Por los pasillos de los ambulatorios sólo se veía a usuarios desconcertados que ignoraban la convocatoria de huelga. Sólo fueron atendidos aquéllos que presentaban dolencias "muy urgentes". Lidia, una joven con un niña de pocos meses, llamó ayer mismo por la mañana para pedir cita porque su hija tenía tos. Se la dieron para unas horas después sin advertirle del paro. Al llegar, le dijeron que la pequeña no sería atendida. "Podían haberme avisado y no hacerme venir hasta aquí", se quejaba la mujer. "Yo lo entiendo, es la única manera que tienen de que les hagan caso", decía otro afectado.

Los organizadores del paro reclaman mejoras salariales y una jornada de 35 horas semanales para los trabajadores de atención primaria, sobre todo para los de los puntos de urgencias extrahospitalarias (PAC). Piden que la Administración les presente una propuesta concreta para cumplir los beneficios laborales prometidos y que se dejaron fuera del plan de reforma de la atención primaria pactado hace unos meses.

La conselleira de Sanidade afirmó ayer que mantiene abierto el diálogo para llegar a un acuerdo. La socialista defiende que su departamento está "poniéndolo todo" para transformar la atención en los ambulatorios, incluido dinero, y cree injusto que los sindicatos le organicen las protestas.