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Columna
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Alevizos y el 'Prestige'

Alevizos es el apellido de la persona que ocupaba el puesto de director técnico de Universe Maritime (la empresa armadora del Prestige) en el momento de producirse el hundimiento del buque petrolero y que recientemente ha acaparado la atención de los medios de comunicación al declarar como testigo en el pleito civil entablado en Nueva York entre el Estado español y la sociedad clasificadora ABS.

Reproduciendo literalmente lo publicado en la prensa española, Alevizos afirmó en su testimonio que los técnicos de Universe Maritime, después de haber constatado que las reparaciones realizadas en China habían sido "defectuosas e insuficientes", opinaban que el "hundimiento era inevitable" y que tenían "serias dudas sobre si era posible refugiar el barco", añadiendo que tampoco el capitán "Mangouras sugirió nunca al armador que el buque se llevase a un lugar abrigado".

Ahora falta por saber el contenido del dictamen pericial encargado por el juez instructor

Tras resaltar la importancia y la novedad que a su juicio tienen estas afirmaciones, la abogacía del Estado español ha manifestado que se plantea solicitar el sobreseimiento de la imputación contra López-Sors en la causa penal que se instruye en el juzgado de Corcubión. ¿Posee fundamento semejante pretensión? La respuesta ha de ser rotundamente negativa, porque premisas y conclusión son a todas luces incongruentes.

Por una parte, el estado del buque antes de producirse el accidente y el conocimiento de sus deficiencias serán ciertamente elementos decisivos para atribuir el delito de contaminación a los dirigentes de la empresa armadora por el vertido inicial del fuel, pero ninguna incidencia puede tener evidentemente en la valoración de la conducta de las autoridades españolas.

Se trata de esferas de responsabilidad diferentes e independientes: una comienza precisamente allí donde termina la otra, siendo completamente irrelevante para determinar la responsabilidad de las autoridades del Ministerio de Fomento saber cuál era el estado del barco y cuál fue la causa del accidente.

Por otra parte, y por análoga razón, la declaración del director técnico Alevizos sobre el comportamiento del capitán del Prestige carece también de toda trascendencia a los efectos de calificar la conducta de las autoridades de Fomento. Únicamente servirá para esclarecer la responsabilidad del propio Mangouras, si bien tal declaración no supone realmente una novedad sustancial en la instrucción, puesto que no permitiría agravar más la calificación jurídica que los órganos judiciales españoles atribuyeron indiciariamente ya a Mangouras: un delito de contaminación con agravante de riesgo catastrófico y con la posibilidad de aplicar la agravante de afectación a espacios naturales protegidos, sin descartar (nada menos) el dolo en su actuación. A todo ello añadieron un delito de desobediencia.

Finalmente, el hecho de que Alevizos "tuviese dudas" sobre si era posible refugiar el barco tampoco es algo que posea relevancia para exonerar de responsabilidad a las autoridades españolas. Ante todo, porque, tal declaración (nada precisa, por cierto) no es más que una mera conjetura, expresada además por un testimonio aportado por los abogados del entonces director general de la M;arina Mercante, José Luis López-Sors, frente a la cual puede esgrimirse (aparte del más elemental sentido común) una abrumadora catarata de opiniones que "no tendrían duda" alguna al respecto.

Pero es que, a mayores, quedaría pendiente de justificación por qué las autoridades de Fomento dirigieron el buque rumbo al temporal con intención de hundirlo. Y, más allá de todo ello, conviene recordar una vez más que las únicas opiniones que nos interesan en este punto son las que provengan de dictámenes periciales elaborados por verdaderos especialistas en ciencias y técnicas de navegación de acuerdo con su lex artis, como son los aportados ya al proceso por las acusaciones de Nunca Máis y de Izquierda Unida, así como por la defensa de Mangouras, todos ellos coincidentes en la viabilidad de refugiar el buque y en criticar su alejamiento con rumbo hundimiento y su errático peregrinaje náutico.

Ahora falta por saber el contenido del dictamen pericial sobre estos aspectos, encargado por el juez instructor al profesor de la Escuela de Marina Civil de la Universidad de A Coruña M. J. Fernández Hermida.

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