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Reportaje:

Final del túnel para el Lliure de Gràcia

El inicio de las obras de la mítica sala da salida a cuatro años de incertidumbre

Foto de familia y brindis en el Lliure de Gràcia. El director del Lliure, Àlex Rigola, ejerció ayer de anfitrión para una amplia representación de actores, miembros del patronato y políticos en un día de singular importancia. Fue el inicio simbólico (los trabajos efectivos no empezarán hasta enero) de las obras de rehabilitación del teatro, el final del túnel tras cuatro años de cierre e incertidumbre sobre su futuro tras la apertura del nuevo Lliure en Montjuïc.

La duración estimada de las obras es de 12 meses -se prevé la reapertura durante la temporada 2009-2010-, con un coste de 1.228.440 euros. El proyecto ha sido realizado por el arquitecto Francesc Guardia con el objetivo de conseguir la adecuación a la normativa vigente, sin modificar el carácter y la estética del teatro.

Pasqual admite que le gustaría volver a trabajar en el viejo Lliure

Reforzar la estructura, impermeabilizar las cubiertas, insonorizarla, suprimir las barreras arquitectónicas, dotarla de una protección efectiva contra incendios, instalar un ascensor y un montacargas, rehacer los camerinos, y suprimir el balcón interior de la sala, que se aprovechó en su día para varios espectáculos pero cuyo peso no soportan los forjados del edificio... El arquitecto enumeró ayer una larga lista de trabajos imprescindibles para solventar las actuales deficiencias.

"Pondremos el teatro al día, pero de tal modo que cuando la gente vuelva a entrar en él se encuentre con un paisaje conocido", dijo Guardia ante un auditorio en el que se encontraban personas tan vinculadas a la historia del Lliure como Anna Lizarán, Lluís Pasqual, Josep Maria Benet i Jornet, Ros Ribas, Montse Guallar, Fermí Reixach, Arnau Vilardebó, Quim Lecina, Imma Colomer y Guillem-Jordi Graells.

En este mismo sentido, Rigola habló de "obras de mínimos" que, eso sí, requieren de un "presupuesto considerable". A él se han destinado 500.000 euros correspondientes a las partidas asignadas a Barcelona por el Gobierno central en el marco del convenio de capitalidad. El resto lo asumirá la Fundación Teatre Lliure / Teatre Públic, (de la que forman parte el Ayuntamiento, la Generalitat, la Diputación y el Ministerio de Cultura) mediante una hipoteca sobre el edificio, que le fue cedido por la Cooperativa La Lleialtat.

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El presidente del patronato del Lliure, Antoni Dalmau, evocó dificultades intrínsecamente ligadas a la historia del teatro, que alzó el telón el 1 de diciembre de 1976 con Camí de nit, de LLuís Pasqual. El director escénico destacó que la "magia" de la sala, en la que no había vuelto a entrar desde hace años, se conserva intacta.

Pasqual admitió que le apetece volver a trabajar en el viejo Lliure. Un sentimiento que comparte con Lizarán. A juicio de la actriz, sería ideal que la sala de Gràcia reabriera sus puertas con un espectáculo dirigido por Pasqual en el que pudieran participar tantos representantes de la vieja guardia como sea posible. Algo así como "un puente entre el pasado y el futuro".

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