El Valencia sufre su peor crisis en diez años
Koeman, que sólo suma un triunfo en cinco partidos, critica la confección de la plantilla
Acosado por los resultados -una victoria, tres derrotas y un empate-, Ronald Koeman disparó contra quien le trajo hace un mes al Valencia: el director deportivo, Miguel Ángel Ruiz. "Sobran zurdos, sobran delanteros y faltan centrocampistas", vino a decir Tintín a modo de análisis sin reparar, o sí, en que estaba sepultando la confección de la plantilla hecha por Ruiz. Éste afirmó que no habría fichajes en diciembre, ya que el entrenador, cuando aceptó la oferta de Mestalla, sabía lo que se encontraría. O no. Koeman quiere refuerzos en su afán por cambiar el estilo de un equipo acostumbrado a un fútbol directo durante años. El holandés pretende más toque en el centro del campo, pero le faltan pianistas.
El Valencia paga sus excesos de nuevo rico. Ha perdido sus señas de identidad. Nadie habla ya de humildad en un club al que se le han subido a la cabeza sus éxitos: seis títulos entre 1999 y 2004. Los considera la normalidad. "Seremos la envidia del Madrid y el Barça", anunció el presidente, Juan Soler, cuando asumió el control del club, en octubre de 2004. En realidad, está siendo el hazmerreír. Compra caro y vende barato. Este promotor inmobiliario, de 51 años, se ha gastado en fichajes 186 millones de euros en sus cuatro veranos al frente de la sociedad. Ha ingresado 43. El Villarreal, en cambio, ha comprado por 28 millones el pasado y ha vendido por 36, seis de ellos por el traspaso al Zaragoza de Ayala, que llegó libre de Mestalla.
El público abucheó el domingo a Soler tras perder ante el Athletic (0-3) y al presidente se le escapó una risita cuando entró en el interior del palco. El gesto ha causado irritación en el valencianismo. "¿De qué se ríe el presidente?", titulaba el periódico valencianista Superdeporte. Podría reírse de que, por mucho que le abucheen, posee el 40% de las acciones y no hay oposición a la vista.
Heredero de una gran fortuna de su padre, Soler ha ido comprando las acciones de sus opositores hasta acaparar un control total. Ha contado con el apoyo incondicional del Gobierno autonómico, del PP, que le ha favorecido con dos recalificaciones -la del viejo Mestalla y la de una futura ciudad deportiva- a cambio de su plena disposición a echar una mano al PP. El club es casi una conselleria más del presidente de la Generalitat, Francisco Camps.
Ahora se cumplen 10 años de la última gran crisis del Valencia. El 30 de noviembre de 1997, Paco Roig fue empujado a marcharse de la presidencia por una hinchada enfurecida. Le sucedieron Pedro Cortés (1997-2001) y Jaume Ortí (2001-2004). Entre ambos coleccionaron grandes logros deportivos: una Copa del Rey, dos finales de la Champions, dos Ligas y una Copa de la UEFA. Detrás de ambos estuvo siempre Manuel Llorente, el director general, que dirigía el día a día.
Hombre de confianza de Juan Roig, dueño del Pamesa y de la compañía de alimentación Mercadona, Llorente preside ahora el equipo de baloncesto y es la única amenaza seria para Soler. Sólo él y otro gran accionista, Vicente Soriano, se resisten a venderle sus acciones. Pero Llorente bastante tiene con dirigir al Pamesa y Soriano, otro promotor inmobiliario, no se atreve a presentarse como oposición.
Soler se siente intocable. Por mucho que los jugadores no crean en él; que Mestalla pierda espectadores a la carrera; que haya despedido a más de 30 empleados y cambiado de política deportiva constantemente; que haya duplicado la deuda: de 120 a 260 millones. Sigue a lo suyo: construir el estadio nuevo, para 2009, con 70.000 espectadores de aforo. Ya ha solicitado la final de la Champions de 2011. El último, que apague la luz.
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