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Reportaje:

El misterio Nadal

El mallorquín gana a Moyà pese a su lesión en el pie, típica de los soldados, que su tío califica de "muy grave" y los médicos niegan

Enero de 2006. Dos campeones lesionados se enfrentan en un entrenamiento en la pista 16 del Real club de tenis de Barcelona. A un lado está el brasileño Gustavo Kuerten, hundido por el desgaste de su cadera. Al otro, Rafael Nadal, que se encuentra ante la decisión más importante de su carrera. Le duele el pie izquierdo. Son las consecuencias de un mal gesto realizado durante el torneo de Madrid y los últimos coletazos de una fractura por sobrecarga en el pie izquierdo, sufrida en 2004. Nadal se reúne con su agente y su entrenador. Y deciden no acudir al Abierto de Australia.

Casi dos años después, el número dos, que este año ha jugado 85 partidos, en la media de los mejores jugadores, dice que su lesión "no existe". Que se encuentra "al ciento por ciento". Y que todo ha sido un "malentendido" que no le ha impedido corretear por el Bernabéu en un acto solidario junto a Iker Casillas o ganar ayer a Carlos Moyà en un torneo de exhibición en Málaga, donde se le pudo ver saltando por encima de la red tras buscar una dejada envenenada, un gesto inusual en su carrera.

"Sus apoyos y frenadas son atípicos. Descansar no lo cura" dice el doctor Borrás

Su estado físico, sin embargo, está a debate. Toni Nadal, su tío y técnico, responsable con el jugador de diseñar el calendario de partidos oficiales y de exhibición, dice que su lesión es "muy grave". Nadal sufre dolores periódicos en las rodillas y el pie izquierdo. Hace quince días confesó en EL PAÍS que no podía correr en los entrenamientos. "Preparo el físico cada día, pero no puedo correr", dijo. "Ahora, en la pretemporada, lo voy a intentar. Desde mi problema en un pie en 2005, tengo mucho cuidado y evito correr. Eso se nota".

"Esta lesión", explica Juan Manuel Alonso, jefe médico de la Federación española de atletismo, "es típica de mediofondistas y fondistas. Llevamos siete u ocho años estudiándola. Lleva unos tres meses de recuperación, con reposo de carrera y seis semanas de yeso sin apoyo. Luego, se empieza a correr en piscina, a hacer bicicleta...aplicamos calcitonina, una hormona para quitar el dolor, calcio, difosfonatos para endurecer el hueso, oligoelementos, flúor, para que el hueso suelde mejor y productos homeopáticos", añade. "También se puede valorar la intervención para colocar un tornillo, pero se hace poco. A largo plazo, en algunos casos, vemos que se desarrolla una artrosis entre el hueso del astrágalo y el escafoides. Disminuye la movilidad. Hay que aplicar magnetoterapia, usar la propiocepción...".

Términos técnicos. Jerga médica. Expresiones que Nadal domina como quien habla de un conocido. Muchas, desde antes de lesionarse. El español llegó al tenis profesional luchando por alejarse de su imagen de levantapesas. Hablaba de la polea cónica y de trabajar más de seis horas en la piscina municipal de Manacor. Joan Forcades, su preparador físico, del sit-ball, el bosu y la propiocepción, ejercicios al servicio del equilibrio y la flexibilidad. Hoy, su médico considera que "está en perfectas condiciones para seguir desarrollando su actividad profesional al más alto nivel, no considerando en absoluto la lesión un hándicap". ¿Y el peso? "Influye", dicen los expertos. "Claro", coincide el doctor Cotorro, "pero Rafa sigue más o menos en su peso de siempre ".

Nadal ha jugado infiltrado. Le ocurrió en Roland Garros -"Jugué con el pie dormido y con anestesia". Usa antiinflamatorios y analgésicos. "Es normal", dice Genaro Borrás, años de experiencia como médico de la selección española. "Todos lo hacen para soportar las tensiones. Los antiinflamatorios pueden ser peligrosos: son fuertes y el hígado tiene que metabolizarlos, pero con 21 años y las dosis que toma... no lo son".

Cuando Nadal pasó por la consulta del podólogo Martín Rueda, cuando pisó una plataforma dinamométrica para cuantificar las fuerzas de los apoyos por cada punto del pie, se estaba comportando como un militar. "Tiene la fractura del soldado", dice Borrás, "a los que les aparecían dolores después de ir de marchas. Cuando dijeron algunos que era una lesión gravísima...¡si se hace una plantilla y punto! Es lo que se hizo", continúa. "No curaría para siempre dejando cinco meses sin jugar". No todos los médicos coinciden.

Sí lo hacen en señalar que el origen del problema es que "los apoyos o las frenadas de Rafa son atípicos", como dice Borrás. "No se puede cambiar su esquema corporal. Sus tendinitis rotulianas mejorarían con descanso: son las novias de los deportistas. Pero lo del pie no es grave".

Rafael Nadal, ayer durante un descanso en su partido contra Carlos Moyà.
Rafael Nadal, ayer durante un descanso en su partido contra Carlos Moyà.AFP

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