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La crisis de las infraestructuras

La ministra de Fomento se salva por tres votos de la reprobación en el Congreso

PNV, BNG, CHA y dos tránsfugas impiden una censura aprobada ya en Cataluña

Llegó tarde, muy tarde. Tanto, que varios diputados ya pensaban que no venía, y se lo habían reprochado en la tribuna como una falta de respeto al Congreso. Entró como lo que era, la estrella de la tarde, rodeada de fotógrafos y con escándalo. En las filas del PP, los abucheos y risotadas se mezclaron con los aplausos irónicos, y el debate quedó interrumpido.

Magdalena Álvarez, ministra de Fomento cuya reprobación se rechazó ayer por sólo tres votos (173 a 170) en la Cámara baja, fiel a su estilo, se plantó en los medios del hemiciclo y, con una sonrisa enorme, saludó torera al tendido popular. En la bancada socialista sólo había silencio.

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La ministra se fue al banco azul, que estaba casi vacío -sólo Carme Chacón, cabeza visible del PSC, estuvo todo el tiempo,- y en soledad, a ratos acompañada por el diputado malagueño José Andrés Torres Mora, se dedicó a mirar sus mensajes de móvil mientras casi todos los grupos del Congreso, salvo PNV, BNG y PSOE, pedían su dimisión por la crisis del AVE. Ella nunca perdió la sonrisa.

Tras la soledad del debate, llegó la votación, a última hora de la noche. Y allí sí que estuvo el banco azul, el del Gobierno, casi lleno. Y todo el hemiciclo. Tanto el PSOE como el PP y los grupos pequeños movilizaron incluso a algunos enfermos porque la votación se presumía reñida.

Los socios más fieles

Al final, los siete diputados del PNV, que ya fueron claves para la aprobación de los Presupuestos (por nueve votos) se mostraron como los socios más fieles del Gobierno. No en vano el día anterior PNV y PSE habían cerrado el acuerdo para los Presupuestos vascos, en justa correspondencia por el respaldo a las cuentas generales. "El apoyo a las cuentas vascas era para nosotros una cuestión de vida o muerte. Una vez resuelto eso, tenemos que ser justos y si nos piden que apoyemos a la ministra porque necesitan nuestros votos, se lo damos", se sinceraba anoche un diputado del PNV.

La buena relación con el Gobierno -a pesar de la distancia marcada tras la amenaza del lehendakari de convocar un referéndum- no sólo consiste en gestos. El PNV ya ha movido unos 100 millones de euros de los Presupuestos con enmiendas en el Congreso y prevé pactar con el PSOE otros 10 millones en el Senado.

El PSOE buscó y encontró el apoyo de los nacionalistas vascos -muy criticados por IU-ICV-; de los gallegos del BNG (que habían anunciado su abstención pero apoyaron finalmente a los socialistas, de quien también esperan nuevas contrapartidas en el Senado); de dos tránsfugas, Joaquín Calomarde (elegido en las listas del PP, que sufrió un abucheo de sus ex compañeros y también saludó torero) y Román Rodríguez (cuyo grupo, Nueva Canarias, se escindió de Coalición Canaria, ahora aliada del PP), y de José Antonio Labordeta, de CHA. Todos los demás grupos (PP, CiU, ERC, Coalición Canaria) apoyaron la reprobación que presentaba IU-ICV.

Movilización total

La movilización llegó a tal nivel que María Salom, del PP, en reposo porque acaba de ser madre, acudió sólo a votar y se marchó enseguida para descansar. Aún así, hubo siete ausencias clave (tres del PSOE -entre ellos Miguel Ángel Moratinos, de viaje oficial en EE UU, y el verde Francisco Garrido-; un enfermo del PP; Joan Puig, de ERC, que perdió el avión, y las diputadas de EA y Na-Bai). Sí acudieron José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.

El PP utilizó un recurso parlamentario para obligar a retratarse a los 21 diputados del PSC, que ya se quedaron solos en el Parlamento catalán cuando se aprobó por 96 votos contra 36 - con la significativa ausencia de José Montilla, el presidente- pedir la dimisión de la ministra. Los populares reclamaron ayer la votación nominal, un recurso extraordinario -el PSOE solicitó voto secreto en una votación sobre la guerra de Irak en la pasada legislatura- y uno tras otro, todos los diputados socialistas catalanes tuvieron que levantarse para mostrar públicamente su apoyo a la ministra peor valorada del Ejecutivo.

No fue, sin embargo, un socialista catalán quien defendió en la tribuna a la ministra, sino Salvador de la Encina, diputado por Cádiz y portavoz de Fomento, quien alabó la gestión de Álvarez, pidió excusas a los ciudadanos catalanes por las molestias causadas por las obras del AVE y calificó la actitud de los partidos catalanes y el PP de "electoralismo puro y duro".

De la Encina se enfrentó a IU-ICV por los datos de inversión en cercanías y trató de mostrar la contradicción de CiU, que en 2002, en una reprobación a Francisco Álvarez-Cascos por la crisis del Prestige, dijo que nunca aprobaría este tipo de iniciativas. Jordi Jané, de CiU, le contestó airado: "¡Se ha aprobado en el Parlamento catalán, y nunca votaremos en contra de lo que diga ese parlamento!".

La ministra logró al final, tras la votación, los aplausos de los suyos que no había tenido a su llegada. Y se mostró muy tranquila. En los pasillos se quejó de que le reprochan cómo viste, cómo sonríe y hasta "haber nacido". Pero ella, dijo, está dispuesta a seguir mientras cuente con el apoyo de Zapatero, que ayer sí se lo mostró, puesto en pie, dándole su voto.

La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, recibe el apoyo de José Luis Rodríguez Zapatero, en el Congreso.
La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, recibe el apoyo de José Luis Rodríguez Zapatero, en el Congreso.EFE
La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, ayer en el Congreso.
La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, ayer en el Congreso.EFE

Votación

- A favor de que dimita la ministra: 170 (PP, IU-ICV, ERC, CiU y Coalición Canaria). - En contra: 173 (PSOE, PNV, BNG, Chunta y dos diputados tránsfugas).

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