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Crítica:TEATRO | Estriptis
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Variaciones de un tema

Un tema en común para seis creadores de distintas disciplinas: el striptease.

Seis propuestas trabajadas individualmente que se ensamblaron un par de días antes del estreno sin que ninguna de ellas coincidiera ni en las ideas de fondo ni en las músicas que las acompañaban. No se trataba de ver a Rafael Amargo, Sol Picó, Carlus Padrissa, Mario Gas, Jaime Chavarri y Andrés Lima desnudándose para el respetable, como más de uno creyó al comprar las entradas, sino que ellos eran quienes ofrecían su personal lectura sobre el tema con la intención de "excitar otras partes del cerebro", como explicaba el programa de mano, y otra media docena de intérpretes, que en ocasiones hacían doblete, se encargaban de servirlas en escena.

Estriptis

De Rafael Amargo, Sol Picó, Carlus Padrissa, Mario Gas, Jaime Chavarri, Andrés Lima. Elementos escenogràficos: Montse Amenós, CUBE. Vestuario: Montse Amenós, Ana Garay, Chu Uroz. Iluminación: Quico Planas. Banda sonora: Orestes Gas. Caracterización: Ignasi Ruiz. Teatro de Salt. Girona, 25 de noviembre.

Rafael Amargo presentó XS-Trip XVIII en tres movimientos, el único trabajo que contó en el escenario con la clásica barra que usan las strippers para sus contoneos. En este caso, la barra era utilizada por Fabian Thomé y Fernando Solano, quienes, ataviados con ropajes que nos remitían al siglo XVIII en versión sado-maso, se ofrecían el uno al otro ante la excitada mirada del personaje femenino (Sonia Dorado) desde su secreter. El conjunto era el set perfecto para una escena de porno.

Otro set de disfraz fue el de Jaime Chávarri: Metamorfosis se sitúa en la pista de un circo y discurre entre una domadora (Sonia Dorado) y su caballo-caballero (Fernando Solano), que acaba poseyéndola.

El striptease de Sol Picó, titulado La bèstia feliç, fue más bien quirúrgico. Ana Criado, su intérprete, se iba despojando de todo aquello que afea el cuerpo de una mujer -pechos caídos, celulitis y michelines, todo ello de goma, claro- con un cuchillo, versión casera del bisturí que impera hoy en día, al son de My heart belongs to daddy, para colgarse, estilizada y rejuvenecida, con los brazos en cruz y la cabeza ladeada cual Jesucristo Superstar en femenino sobre el muro con peanas que conformaba la escenografía.

El componente de La Fura del Baus Carlus Padrissa ofreció una escena muy en la línea de las óperas que la compañía firma en los últimos tiempos. Totam tibi subdo me (Me doy a ti completamente) contó con sugerentes imágenes en vídeo de Franc Aleu que interaccionaban con los intérpretes: Joana Estebanell, una mujer de voz y cuerpo generosos enfundada en un provocador y futurista atuendo de Chu Uroz, se iba desnudando frente al joven que yacía desnudo en el suelo, Fernando Solano, mientras éste tocaba su enhiesta mandolina. La cosa acabó en un polvo cósmico, con fuegos artificiales y agudos por parte de la soprano, que el público celebró con carcajadas.

El striptease menos erótico pero más íntimo llegó de la mano de Mario Gas. In the still of the night, tema de Cole Porter que aquí sonaba en la versión de la película De Lovely y que nos remite a otra película, In the heat of the night, es el título del ritual privado e intransferible de toda mujer que llega a casa tras una glamurosa fiesta. Claudia Faci, su intérprete, mostraba sin el más mínimo pudor los pasos que seguimos todas en el baño antes de acostarnos o espachurrarnos en el sofá con el pijama y las pantuflas. Estupendo.

Andrés Lima ofreció el mejor efecto escenográfico, la cama de matrimonio que cae con gran estruendo sobre el escenario para recibir a la pareja de recién casados. Ana Criado y Fabian Thomé, los protagonistas de Noche de bodas, acababan desnudándose uno a otro entre risas borrachas hasta arrancarse la piel a tiras en un anticipo de lo que va a ser el prometedor futuro que les espera.

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