El ex primer ministro británico ataca a Brown

Tras pasar varios meses en la sombra, Tony Blair ha reaparecido por partida doble: en Jerusalén, calentando motores mediáticos con vistas a la reunión de la semana que viene en Annapolis, y en Londres, donde reabrió las querellas con su sucesor, Gordon Brown, en una larga entrevista emitida el domingo por la noche por la BBC, la primera desde que en junio dejó de ser primer ministro.

La entrevista constituía la columna vertebral de una serie de tres capítulos llamada Los años de Blair. El primer capítulo estuvo consagrado a las relaciones entre Blair y Brown y, en consonancia con el indisimulado blairismo de su autor, el columnista del diario The Times David Aaronovitch, el primer ministro saliente quedó mucho mejor parado que su sucesor.

Tony Blair ni siquiera tuvo que lanzar grandes dardos contra Brown. Se limitó a reivindicar para sí la idea -universalmente atribuida a Gordon Brown y a su álter ego, Ed Balls- de dejar en manos del Banco de Inglaterra la política monetaria, insinuó que no pudo dejar antes el Gobierno para asegurar la reforma de los servicios públicos y confirmó que tuvo diferencias con el entonces ministro del Tesoro y ahora primer ministro. Después de cada dardo contra Brown, Blair le echó un cumplido para que no le puedan acusar de estar boicoteando a su sucesor.

En esta ocasión no le hizo falta, porque los ataques directos los lanzaron los demás participantes en el programa, casi todos seguidores de Blair. Según los medios, en la próxima entrega dedicada a Irak, ni siquiera se menciona al profesor David Kelly, víctima de la batalla que enfrentó a Blair con la BBC.